domingo, 27 de abril de 2008

"vacas,cerdos,guerras y brujas"


En el famoso libro “Vacas, Cerdos, Guerras y Brujas” el antropólogo Marvin Harris expuso sus teorías sobre pautas ancestrales del comportamiento humano y particularmente sobre los tabús alimentarios que existen en las diversas culturas y religiones. En el caso concreto del tabú del consumo de carne de cerdo en las religiones judaica y musulmana, Harris lo justifica por el hecho de que en las zonas geográficas donde se desarrollaron esas religiones, de clima semiárido donde el cereal es escaso y de producción incierta, la alimentación de los cerdos compite abiertamente con la de los humanos. El consumo de carne de cerdo en las épocas en la que se originaron estas religiones era obviamente una cosa solo al alcance de los ricos que contribuía a encarecer el alimento de los más pobres, razón por la cual se justificaría la prohibición de alimentar (y por tanto de consumir) cerdos, como una cuestión de solidaridad social, que con el tiempo se transformó en un tabú de tipo religioso. La crisis alimentaria actual causada por los altos precios de los alimentos está provocando una polémica con la producción de biocarburantes cuya producción, según algunos, sería insolidaria con los más pobres por contribuir al encarecimiento de los alimentos más básicos. ¿Es eso cierto? Según un estudios del Instituto Internacional de de Investigación sobre Política Agraria (IFPRI), los biocarburantes serían responsables de aproximadamente la cuarta parte del fenómeno de incremento del precio de los cereales, siendo el resto correspondiente a la mayor demanda de productos ganaderos por parte de las economías emergentes, especialmente de los países asiáticos, donde está aumentando el consumo sobre todo de carne de cerdo y pollo a medida que se incrementa el nivel de vida. La responsabilidad de los actuales altos precios sería más atribuible que a los biocarburantes al hecho de que los asiáticos ahora pueden y quieren comer varias veces al día y además más carne, leche y huevos de lo que lo hacían antes; lo que hace que consuman muchas más materias primas ya que alimentarse con carne es entre 7 y 10 veces más ineficiente que hacerlo con los granos directamente. Según esto, el aumento del carnivorismo, y no los biocarburantes, sería el principal responsable del actual aumento del precio de los alimentos. Grosso modo un 45% de la producción mundial de cereales (excluido arroz) tiene como destino la alimentación humana, un porcentaje similar la alimentación animal y solo el 10% restante otros usos. La producción de biocarburantes supondría menos del 5% del total del consumo. Si los biocarburantes influyen en la demanda global, el incremento de la demanda de productos ganaderos lo hace aun en mayor medida.

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