sábado, 30 de enero de 2010

Rubén Oliva: “Las temperaturas medias están impactando en la agricultura”

Rubén Oliva preside una organización no gubernamental que tiene como objetivo educar sobre la necesidad de proteger recursos naturales críticos, como el agua y la flora nativa, aprovechando la de baja demanda hídrica. De esta manera, se contribuye al ahorro de agua potable.

El presidente de Fundación Flora Nativa es contundente al momento de identificar los impactos del cambio climático global: “Hoy ya tenemos que hablar de mitigación, porque hay procesos que no es posible revertir y mucho menos evitar”, asegura.

¿Cuánto tiene ver la naturaleza y cuánto la acción de hombre en este fenómeno del cambio climático?

El cambio climático global es una realidad certificada por los ámbitos científicos de mayor prestigio del mundo y ha quedado definido en el informe que emitió en 2006 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (instituido por la Organización de Naciones Unidas a fines de los 80). En ese informe queda indiscutiblemente demostrado que el fenómeno no es una cuestión ajena a la acción humana, sino que es consecuencia de ella.

¿De qué modo se está manifestando el problema?

Informes científicos posteriores al de 2006, advierten que hechos que se pronosticaban para dentro de algunos años empezaron a ocurrir mucho antes. Por ejemplo, las primeras señales de derretimiento de los hielos del Ártico se preveían para el año 2020. Ahora se estima que cuando llegue ese momento, en aquel punto del planeta directamente no va a existir hielo en verano.

Sin embargo, ese no es el mayor problema, porque el hielo flotante del Ártico no modifica el volumen de agua en los mares. El mayor problema es el derretimiento del hielo depositado sobre la superficie terrestre, ya que debajo de esa capa hay una gran cantidad de materia orgánica, que va a pasar a la atmósfera en forma de anhídrido carbónico, lo que aumentará el efecto invernadero.

¿Qué está pasando en el extremo sur del planeta?

Se creía que la Antártida no estaba calentándose tan rápido como el resto de los continentes, pero está ocurriendo lo mismo. La capa de hielo que cubre y bordea el continente está disminuyendo su espesor sensiblemente.

El agua resultante de ese derretimiento aumenta el nivel del mar. Esto es irreversible y en todo los organismos internacionales se está hablando de “mitigación”.

Vale decir que el daño ambiental va a ser inevitable e irreversible. Uno de los problemas más graves es que muchas ciudades costeras van a quedar bajo el agua y habrá millones de refugiados ambientales.

¿Ya hay manifestaciones del cambio climático en la región del centro - oeste de Argentina?

Es evidente que en todas las regiones del mundo cambian los patrones climáticos. En términos generales, las zonas que eran más secas pasan a ser más húmedas y viceversa. Por lo pronto, lo que vienen diciendo los científicos para el área del centro oeste argentino, que también toca al Valle Central de Chile, es que los glaciares están retrocediendo.

Un cálculo aproximado indica que desde que comenzaron las emisiones de anhídrido carbónico -a fines del siglo XIX hasta ahora-, han perdido entre el 20% y el 30% de su masa.

En los últimos 10 o15 años, este proceso se ha ido acelerando. De hecho, el oasis norte de Mendoza ya es deficiente de agua, porque está superpoblado para la cantidad de recursos que dispone.

¿En qué medida podría llegar a impactar el aumento de las temperaturas medias en la agricultura de la zona?

Ya está impactando. Cada vez tenemos más dificultades para sumar la cantidad de horas de frío que necesitan los frutales de carozo (aunque difieren según especie y variedad inclusive) para que se estimulen las hormonas y se produzca la floración y el cuaje de los frutos. Cuando no se cumplen esas horas de frío durante el invierno, no hay fructificación. Eso está ocurriendo con algunas variedades de cereza, por ejemplo. Es algo que vamos a tener que resolver con la genética o yéndonos más al sur o a mayor altura.

¿Qué otros cambios cabe esperar en la región?

En general, va a nevar mucho menos (ya se está verificando) y va a llover más en el invierno. Sobre esto último, tal vez haya que esperar un tiempo más para confirmarlo, pero la predicción es que en unos 10 o15 años, Mendoza verá duplicada la precipitación media anual de agua sobre su territorio. Esto va a derivar en un aumento de la humedad relativa en el ambiente y para la agricultura de la zona es un problema muy serio, desde el punto de vista sanitario. Esto afectaría de manera particular a la vid, que podría quedar muy expuesta a las enfermedades fúngicas.

Además, los fenómenos del clima van a ser más extremos. Eso significa que vamos a tener lluvias más torrenciales y un incremento en la precipitación de granizo y en la violencia de esas tormentas

http://www.losandes.com.ar/notas/2010/1/30/fincas-469246.asp

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