domingo, 9 de noviembre de 2008

Crece la infección por herpes genital

Según la Organización Mundial de la Salud
Es una infección generalmente asintomática, pero triplica el riesgo de contraer HIV. Durante el embarazo, puede ser muy peligroso para el bebé

Durante una relación sexual sin protección, el virus (HSV-1 o, en la mayoría de los casos, HSV-2) entra al organismo y allí se mantiene, generalmente sin dar síntomas. Si se manifiesta, produce unas características ampollas cerca de la zona genital, que pueden desaparecer tan espontáneamente como llegaron. Y como el virus, una vez que ingresó, se instala y permanece, generalmente de por vida, en determinados momentos esas lesiones pueden reaparecer.

Esas son las manifestaciones sensibles del herpes genital. Otros dato, difundido recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que en las personas infectadas por HSV-1 ó HSV-2 el riesgo de padecer la infección por HIV aumenta entre 2 y 3 veces.

Donde sí pueden ser muy serias las consecuencias de esta enfermedad, por cuyas características silenciosas se presume que la mayoría de los infectados no sabe que lo está, es en el bebé cuando la embarazada futura madre se halla infectada: el 80% de estos bebés morirían si no reciben tratamiento; y los que sobreviven pueden padecer secuelas a nivel neuronal.

En la OMS están preocupados por el crecimiento que viene teniendo esta enfermedad en el mundo. El epidemiólogo George Schmid, de la Organización Mundial de la Salud, junto con investigadores del Imperial College de Londres, publicaron hace poco los resultados de un meta-análisis donde estimaron que, a números de 2003, nada menos que 536 millones de personas en el mundo tienen el HSV-2 ( siglas de Herpes simplexvVirus ) entre la población de 15 a 49 años de edad, y que hay más de 23 millones de infectados nuevos cada año.

En los países de Europa Occidental, donde hallaron el menor grado de prevalencia, un 20% de las mujeres y un 13% de los varones de este rango de edad están infectados. En algunos países del África subsahariana las cifras de prevalencia superan la mitad de la población, y en las mujeres alcanza el 70%. En el continente americano se considera que el HSV-2 afecta a una de cada 4 mujeres y uno de cada 5 hombres. Parecen cifras realmente altas por donde se las mire.
Desactivación y reactivación

La infección se manifiesta por brotes, que pueden ser aislados, recurrentes o simplemente, no existir. No existe una "evolución natural" y universal de estas manifestaciones cutáneas, que se presentan como un grupo de pequeñas ampollas localizadas en la zona genital o sus inmediaciones. Cuando se rompen son dolorosas, y pueden tardar tres o cuatro semanas en curarse.

Según el doctor Sergio Provenzano, la virulencia de las lesiones del herpes genital "tiene que ver con el estado imunológico del paciente", ya que "pueden aparecer cuando bajan las defensas. Hay dermatólogos, incluso, que relacionan los episodios de recurrencia con factores como el estrés, obviamente cuando existe el factor determinante que es la infección..

El virus HSV-1, menos frecuente que el 2, tiende a producir estas lesiones en el área de la boca.

En el propio manual de Tratamiento de Infecciones de Transmisión Sexual editado por la OMS se sugiere el tratamiento con antivirales (aciclovir, valaciclovir, famciclovir) apenas se manifiestan estas lesiones. Este tratamiento sería eficaz para hacer que estas desaparezcan; pero no cura la infección, que se mantiene de por vida, ni cambia el curso de la enfermedad, ni tampoco puede prevenir la aparición de nuevas lesiones más adelante. Por lo tanto hay otros esquemas de tratamiento cuando las lesiones se vuelven recurrentes.

En las personas infectadas a la vez por HIV y HSV, las llagas de herpes suelen ser más severas y extendidas, y las dosis de tratamiento deben ser mayores para poder ser efectivas.
Las mujeres y el embarazo

El relevamiento de la OMS demostró que las cifras de mujeres infectadas es significativamente mayor que la de varones (315 millones de un total de 536, casi un 60%). Esto tiene una clara lectura: ellas son más vulnerables, presumiblemente por las características anatómicas de la mucosa vaginal.

El gran riesgo de contraer una infección por herpes se da sobre todo en el embarazo, tanto peor cuanto más cerca del parto. Porque es en ese momento en que el bebé tiene mayores posibilidades de contraer el herpes neonatal, cuyas consecuencias pueden ser las que se mencionaban al principio. Para estos casos las recomendaciones de la organización inmternacional pasan por la administración de aciclovir a estas mujeres, apenas aparecen las lesiones.

Pero afortunadamente el riesgo de que las mujeres con herpes recurrente (es decir, que ya lo han contraído hace tiempo y en todo caso presentan brotes periódicos) transmitan la enfermedad al bebé, según se señala en el mismo documento, no es significativo.

¿Se puede prevenir el contagio? El preservativo correctamente utilizado es siempre la medida más eficaz para la prevención de las enfermedades de transmisión sexual. En el herpes genital también es un factor de seguridad, pero como el virus puede alojarse en las lesiones que se hallan alrededor de la zona genital o, como se señala en la página web del Centro de Control de Enfermedades estadounidense (CDC), incuso en áreas de la piel de la persona infectada que parecen sanas (y que tal vez no saben que lo padecen), el uso del preservativo no es en estos casos 100% seguro.

"Es contagioso en el momento en que están las vesículas rotas", momento en el cual existen tratamientos para reepitelizar la piel, indica Provenzano. Con respecto a los preservativos femeninos, resultan cada vez más cómodos y funcionales, aunque su eficacia aún no está tan rigurosamente probada en ensayos clínicos como la del preservativo masculino.

Cabe aclarar que todo intento de prevención de enfermedades de transmisión sexual puede ser en vano si la mujer espera que sólo el varón tome la iniciativa de cuidarse. El diagnóstico del herpes genital se realiza en base a los síntomas: el CDC reconoce que existen análisis de laboratorio para detectar el virus en la sangre, "pero sus resultados no siempre son del todo claros".

En las personas infectadas, el tratamiento con antivirales reduce las manifestaciones de la enfermedad y también la eliminación de virus, pero no se sabe a ciencia cierta en qué medida. De modo que no es posible asegurar que los pacientes en tratamiento con estas drogas estén libres de poder transmitir el HSV, cuyos mayores riesgos, en resumen, son la mayor vulnerabilidad al virus del sida, la molestia causada por las lesiones recurrentes y, en las embarazadas que lo contraen con proximidad al parto, un grave riesgo para el futuro bebé.

Marcelo Rodríguez

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1067684

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