Los medios de comunicación se han hecho eco de las discusiones habidas, especialmente en centros educativos, sobre los riesgos de electro polución al tener en las proximidades antenas de telefonía móvil. Las autoridades ambientales se limitan a indicar que estas radiaciones no superan los límites legales establecidos.
Las autoridades locales clausuran las antenas por incumplimiento de normas urbanísticas. La duda persiste de si estas radiaciones son, o no, la causa de los problemas de salud que se les achacan.
En este mismo sentido, ya hay varias sentencias judiciales que aceptan la existencia de riesgos hacia la salud.
La civilización actual es generadora de una amplia gama de campos electromagnéticos, que van desde los de alta frecuencia como antenas de radio y televisión, radar, microondas, telefonía celular, hasta los de muy baja frecuencia como las líneas de alta tensión, pantallas de ordenadores, redes eléctricas, etc.
Algunos investigadores afirman que por arriba de un determinado umbral y por efecto acumulativo, las radiaciones pueden desencadenar enfermedades auto inmunes, alergias, fatiga crónica, anemias, trastornos del sistema nervioso y hasta distintos tipos de cáncer.
Hemos de aceptar que el público no especializado sabe aun muy poco de estos temas y que no asumimos como riesgo acciones tan habituales como llamar por teléfono, trabajar delante de una pantalla de ordenador o ver la televisión.
La electro polución es una "asignatura pendiente" y una "nueva frontera" en la elevación de los estándares de calidad ambiental y de nivel de vida de los ciudadanos.
Los campos electromagnéticos son producidos por ondas de frecuencias muy bajas, 50 a 60 hertzios, y se producen en todos los aparatos y conducciones eléctricas. Desde hace más de 25 años se ha relacionado a estas ondas con la leucemia infantil.
Los riegos hacia la salud que se supone afectados por la electro polución se concentran en cáncer de cerebro, leucemia, cáncer de mama, cáncer de testículos y patologías neurológicas.
Los posibles efectos que aportan contaminación son aun poco valorados por los ciudadanos, en general porque son temas sutiles, con los que hemos estado habituados a vivir, sin saber nunca si ellos son o no causa de algunos de nuestros males.
Cuando las radiaciones son intensas, como las utilizadas en la medicina, centrales nucleares, radiografía, etc., al ser colectivos concretos, la normativa ha evolucionado, se aplica y consigue un control adecuado de esos profesionales; pero cuando sus efectos son más dispersos es cuando nos encontramos con grandes vacíos en la protección ambiental.
Muchos son los estudios de tipo científico que se han hecho, y se continúan haciendo, para aumentar nuestros conocimientos sobre estos fenómenos, en diversas poblaciones, en diversos ambientes y para diversas fuentes de radiación. Aunque en algunos de estos estudios se han detectado aumentos en el riego de cáncer, son resultados estadísticamente poco consistentes, y muy afectados por otras variables. Técnicamente hablando, es difícil y arriesgado achacar a la electro polución estos riesgos. Nos es difícil apreciar los niveles de riesgo en la "electro polución". Su conocimiento precisa de expertos muy especializados y sus efectos afectan de forma diferenciada a niños, mujeres embarazadas, ancianos o personas adultas. La intensidad de los campos electromagnéticos, el tiempo de permanencia en su campo de influencia, la extensión de este área, son parámetros variables que hacen mucho más difícil, definir parámetros sencillos de riesgo, que son los que el publico en general asimila.
A pesar de que durante las últimas décadas se han realizado numerosos estudios e investigaciones en todo el mundo, los efectos provocados por las radiaciones no ionizantes se encuentran todavía en el campo de la discusión científica, en la que algunos denuncian riesgos y efectos en el ser humano y otros los contradicen, quedando en duda aún cuál es la dimensión real del fenómeno y el verdadero alcance de los efectos de este tipo de radiaciones en el ser humano.
Situaciones como estas hacen que haya colectivos a los que no les importe este riesgo, porque ni lo comprenden ni lo conocen, y otros que se muestran extremadamente interesados por el tema y que, por lo general magnifican los riesgos reales, Es una situación que va cambiando poco a poco, conforme se escribe y se divulga la realidad del problema.
Si nos centramos en los riegos hacia la leucemia infantil, existen importantes trabajos científicos. Su conclusión hacia los riegos son variables. Unos concluyen con que los resultados son estadísticamente poco significativos, otros no llegan a asociar la probabilidad de desarrollar la enfermedad con niveles bajos de radiación, pero todos ellos aprecian, para altos niveles de radiación, una correlación entre la exposición y el riesgo. Esta conclusión no es aplicable a bajos niveles de radiación que son a los están sometidos las poblaciones, en general. Según estos estudios solo un 1% de la población, y casi siempre en el ámbito laboral, pueden estar expuestos a estos niveles altos de radiación.
La inquietud de no disponer de resultados definitivos acerca de estos riegos aumenta con las consecuencia de un cierto caos en la normativa sobre estos riegos, y nos encontramos con valoraciones sumamente distintas entre países, lo que hace que los que los estándares sean, para uno los del país y para otros los mas rígidos en vigoren cualquier otro país, llevando a niveles de desorden y alarma difícilmente consensuables. Lo que está claro que la electro polución existe, que esta suficientemente conocida como para evaluar sus riesgos con alto grado de precisión y que estos riesgos, posiblemente en un grado muy bajo, existen y pueden llegar a tener consecuencias en la salud y en el medio ambiente.
En ocasiones nos decimos que cada vez somos más propensos a ciertas enfermedades, que antes no nos salían tantas manchas en el cuerpo, que nos acatarrábamos menos, que la raza era mas "fuerte". En realidad nuestro progreso lleva alrededor un sinfín de cambios, pequeños en muchos casos, pero que la naturaleza percibe y que nos afectan en mayor o menor grado. Perfeccionar el conocimiento de todos estos fenómenos, establecer la legislación adecuada y lógica para evitar estos riegos, exigir su cumplimiento y tomar las medidas de protección necesarias son las vías de actuación frente a estos nuevos peligros.
Está claro que una línea de alta tensión emite campos electromagnéticos perjudiciales para la salud. El alejamiento de estas líneas de viviendas o actividades permanentes es lógico. El legislar sobre ello, y el verificar nuestras normas es una obligación social. Cuanto, cuando y como es lo que hay que precisar, y todo ello dentro de un nivel de prudencia y seguridad que anteponga la salud a las limitaciones técnicas de las instalaciones. Este punto es también conflictivo ya que la seguridad plena es muy difícil de determinar, y establecer límites excesivos no aporta mas seguridad, solo mas problemas y más costos.
Si analizamos fríamente los niveles de potencia emitidos tanto por los sistemas irradiantes, habitualmente ubicados por lo general a distancias respetables de los lugares de permanencia de la población y por otra parte a los teléfonos móviles con sus antenas incorporadas pero a pocos centímetros del cuerpo humano, todos éstos emiten con potencias mucho más bajas, en casi dos ordenes de magnitud, que por ejemplo las transmisoras de FM y las emisoras radiales convencionales.
Como ejemplo, algunos valores promedio, medidos a una distancia de 10 a 15 metros de una celda de 800 MHz, van de 0,001 a 0,005 mW/cm2. Si estos valores se comparan con los límites de exposición poblacional, supuesta una frecuencia de 2.000 MHz, a esa frecuencia de 0,4 mW/cm2, fijados por las normas actualmente vigentes en nuestro país, observaremos que la exposición a la población debida a las emisiones de sistemas celulares es realmente muy baja.
Hoy por hoy, en relación a los riegos de leucemia, linfomas, cáncer de cerebro y cáncer de mama, motivados por las antenas de telefonía, parabólicas y similares, no ha sido comprobada. Todos estos estudios no llegan a conclusiones definitivas, en especial por la dificultad metodológica en su ejecución, pero evidencian de forma indirecta la posibilidad de riesgos en la telefonía móvil, antenas e instalaciones similares.
El legislador, que no entiende nada de electromagnetismo, debe apoyar su decisión en labores técnicas y de investigación y es en este mundo donde debe haber el suficiente juicio y conocimiento para llegar a los puntos razonables. Esta función no es nada fácil ya que sino no ocurriría que ciertos países aceptan limites de contaminación electromagnética diez veces superior a otros, miles en algunos casos, sin incluir en este comentario a la infinidad del área mundial donde este problema "no existe". No debe extrañarnos esto ya que en España este riego se empieza a considerar ahora, a pesar de que hay conocimientos suficientes de el desde hace dos décadas.
Hay riesgo potencial para la salud humana en la electro polución y la legislación actual podemos catalogarla como de "tentativa y provisional", en espera de un mayor conocimiento científico de estos temas.
La sensibilización del ciudadano y de las organizaciones cívicas, son el cauce para hacer ver, cada vez con mas conocimiento y objetividad, la necesidad de disponer de unas normas de actuación claras y sencillas para actuar en esta "nueva frontera" de la contaminación ambiental.
Fuente:
Fundación Recursos Renovables y Ambiente
recursosrenovablesyambiente@gmail.com
Prensa RENACE
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