miércoles, 4 de febrero de 2009

El cambio climático no cambiará

Por: Humberto Zamora Fajardo

Un reciente informe emitido por un panel de expertos aseguró que muchos de los daños sufridos por el Medio Ambiente son irreversibles. Aunque se venía venir, el anuncio, dejó a muchos ecologistas muy preocupados. Del otro lado algunos gobiernos, organizaciones no gubernamentales e instituciones de Naciones Unidas empezaron a ponerse de acuerdo al respecto porque antes de 2050 el planeta debe de llegar a 9 mil millones de habitantes

Cada vez son más evidentes los ejemplos que demuestran los efectos del cambio climático. Diariamente pueden conocerse a través de la red de Medios de Comunicación mundial decenas de informaciones que relatan descomunales inundaciones, sequías prolongadas, monstruosos e incontrolables incendios y temperaturas bajas o altas como jamás se registró. Cada vez es más frecuente conocer y sufrir las consecuencias de huracanes demasiado al sur o al norte, fuertes terremotos en zonas de bajo riesgo telúrico… en fin, el mundo está patas para arriba y como si fuera poco, un estudio realizado por un grupo de expertos confirmó que muchos de los efectos dañinos del fenómeno son ya irreversibles.

El abultado informe que fue redactado por los científicos, aglutinados bajo la bandera del Laboratorio de Investigaciones de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera en Boulder, Colorado, afirma que las temperaturas de la tierra se mantendrán altas, por lo menos, hasta el año 3000 aun si las emisiones a la atmósfera de carbón y otros contaminantes fueran frenadas de forma efectiva e inmediata. Además, los entendidos pronosticaron un agravamiento de la situación en los próximos 10 siglos.

Estas conclusiones fueron inmediatamente apoyadas por otros estudiosos fuera del dictamen pero que, por su vínculo con instituciones de las Naciones Unidas, manejaban desde hace mucho tiempo criterios parecidos. Por cierto, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ya había considerado oportuno calificar al 2008 como un año terrible por la cantidad de víctimas provocadas por las catástrofes mundiales. Para que se tenga una idea, solo en el primer semestre, se computaron más de 229 mil personas muertas y 130 millones de perjudicados.

La voz del director de la Estrategia de la ONU para la Reducción de Desastres, Sálvano Briceño, se había dejado escuchar en Ginebra para anunciar que el 2008 había "sido un año terrible en términos del número de víctimas provocadas por las catástrofes" y cerró con una conclusión que ahora se repite en el texto publicado en el 2009 y que se refiere a que dichos acontecimientos se "están volviendo cada vez más frecuentes".

Ahora, si todos saben qué es lo que está asesinando al planeta y con él a las personas, ¿por qué no son visibles y efectivas las medidas para cambiar el final de la historia? Lamentablemente la respuesta todavía anda entre las oscuras cuerdas del masoquismo humano. Sé lo que me afecta y no debo hacer, pero me gusta o lo necesito y, por tanto, lo hago. Ese podría ser el razonamiento de los que tienen en este momento la posibilidad de transformar realmente las cosas.

Para colmo, también en recientes declaraciones el director general del Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), Jaques Diouf, reveló que la humanidad tendrá que resolver de forma inmediata cómo asegurar comida para 963 millones de hambrientos y lograrlo sin destruir el entorno en el cual deben vivir los más necesitados e incluso los menos y quienes no requieren de nada pues gozan de una solvencia que les permite dar la espalda a los demás.

Las inquietudes de Diouf, hechas públicas en Madrid durante una reunión entre organismos internacionales y no gubernamentales con la presencia de representantes de 95 países, se justifican en que, además del agravamiento del panorama actual, en el 2050 será necesario producir comida de forma sostenible para nueve mil terrícolas. La tarea no será fácil porque, desacuerdos políticos a parte, realmente los altibajos del clima se van convirtiendo en una razón de peso a la hora de trazar estrategias futuras a favor de la humanidad.

Tanto es así que en la última semana del mes de enero varios cables daban cuenta de que el ciclón Klaus, a su paso por Francia, dejó un saldo dejó 23 muertos y alrededor de 520 mil viviendas sin energía y no menos de 200 mil usuarios en el sur galo perdieron el acceso telefónico. Ese tipo de fenómeno no tiene nada de extraño en el trópico pero en Europa sí. No obstante, más le vale a los pobladores de Viejo Continente irse acostumbrando a vivir bajo esos torbellinos en los años que están por venir, como mismo, los de las zonas bajas tendrán que ir pensando en "permutar" para áreas más altas ya que el aumento de las temperaturas provoca la expansión de los océanos, según consideró el informe citado con anterioridad.

Al respecto, Susan Salomon, jefa del Panel Internacional sobre Cambio Climático, advirtió que la humanidad no puede esperar que el océano continúe en su función de ente captador de grandes volúmenes de energía con lo que parece un radiador gigantesco. En opinión de Salomon ese buen efecto se desvanecerá con el tiempo y las aguas empezarán a incorporar el calor acumulado al aire.

Nada, que si las cosas continúan como van ni el mismísimo médico chino salvará al Planeta Azul.

http://www.cnctv.cubasi.cu/noticia.php?idn=12877

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