Es un ensayo militar para preparar grupos que podrían trabajar a pedido de la ONU.
Danto es un país igualito a la Patagonia. En esa desolación está instalado el puesto de control de los soldados argentinos con boinas celestes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por el camino de tierra intentan avanzar partidarios de uno de los dos bandos de Danto, dividido tras una guerra civil.
Los "civiles" parecen piqueteros pero también son soldados argentinos, divertidos con su nuevo rol. "Hostigan" a los "soldados de la ONU" que no los dejan pasar. Les tiran piedras y lo poco que se pueda encontrar en la estepa patagónica. Los soldados argentinos de la ONU reciben órdenes de oficiales chilenos de la ONU desde un comando montado en una colina. También lucen boinas -y pañuelos- celestes. Primordial: disuadirlos y no abrir fuego.
Alrededor, esparcidas por aquí y por allá, están las trincheras cavadas por soldados argentinos en 1978, cuando ambos países quedaron al borde de la guerra por la disputa fronteriza por el Canal Beagle. Todo un símbolo.
Hoy, a pocos meses de cumplirse 30 años de aquella guerra abortada por la intervención papal, soldados argentinos y chilenos se preparan para evitar nuevas guerras y defender juntos los recursos naturales de la zona. La semana pasada se llevó a cabo en las afueras de Comodoro Rivadavia el primer ejercicio conjunto en un teatro virtual de operaciones de la fuerza "Cruz del Sur". Se calcula que en dos años estará lista para intervenir, a pedido de la ONU, en el conflicto que se le requiera. La integrarán argentinos y chilenos.
El ejercicio "Aurora Austral II" es un ensayo militar que mucho se parece, por ejemplo, a cuando la Gendarmería intervino en forma real para reprimir protestas de trabajadores petroleros hace dos años y medio en la localidad santacruceña de Las Heras.
El piquete esta vez lo hacen los soldados. Y los que quieren pasar son los supuestos manifestantes de Danto. Hay un soldado herido (de mentira), llega una ambulancia, luego un helicóptero y se lo llevan a un hospital. En la colina están los jefes del Ejército y autoridades políticas de ambos países. Difícil que en Danto haya el viento que ahora vuela en las afueras de Comodoro.
"Este proceso es un eslabón más en el proceso de confianza mutua", dijo el secretario de Asuntos Militares, Germán Montenegro. Su par chileno, Gonzalo Pico, sostuvo que "éste es el camino" y la "forma de demostrar la profundidad de las relaciones entre dos países".
"Este proceso debemos verlo como un hecho superador de viejas diferencias que existieron entre nuestros países y se transmitieron a nuestras Fuerzas Armadas. Nos hemos encontrado con hombres que piensan y sienten como nosotros", expresó el jefe del Ejército argentino, Roberto Bendini.
Su colega chileno, Oscar Izurieta Ferrer, aseguró: "Sentimos un cariño profundo y verdadero por ustedes. Cada vez que vuelve un agregado militar chileno del extranjero le pregunto: '¿Quién fue su mejor amigo?'. 'El argentino', me responden casi todos".
Las lentejas y el vino de honor unen a todos. Bendini e Izurieta cortan con sus sables la enorme torta y casi también la mesa. Afuera, las trincheras siguen, perennes, como las miles de minas enterradas del lado chileno durante el conflicto por el Beagle.
http://www.clarin.com/diario/2008/08/24/elpais/p-01744818.htm
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