domingo, 24 de agosto de 2008

Hechos consumados

por Gonzalo Iglesias Sueiro

El 21 de agosto de 1968 los tanques soviéticos entraban en Checoslovaquia y, aplicando la doctrina Breznev de ‘soberanía limitada’, aplastaban la primavera de Praga impulsada por Dubcek. Aquel año, Occidente respondió tibiamente, probablemente agradeciendo el papel moderador que el Partido Comunista de Francia, fiel a los postulados de Moscú, había tenido en la pacificación de la revolución estudiantil y obrera del Mayo francés del mismo año y también, como no, consecuentemente al reparto que en Yalta y Potsdam habían hecho los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. En aquellos tiempos, las potencias occidentales aceptaban el reparto político y territorial de Europa, y Rusia no interfería en las políticas de los estados del oeste europeo más allá de apoyos puntuales a los partidos ‘hermanos’. Han transcurrido cuarenta años desde estos acontecimientos; la URSS ya no existe, Checoslovaquia se ha fraccionado, los efectos del Mayo francés han sido amortizados, los partidos comunistas en Europa son testimoniales y, por supuesto, la situación geopolítica del mundo es muy distinta, aunque los intereses siguen siendo los mismos.

Agosto de 2008, los tanques rusos entran en territorio de Georgia con justificación de defender las poblaciones de Osetia del Sur y Abjasia, inva sión que sirve al mismo tiempo para recordar a Occidente que la independencia de Kosovo tiene un precio y que creó un precedente que nadie puede olvidar.

USA invade Iraq al margen de las leyes internacionales, la OTAN interviene en cualquier lugar del mundo contraviniendo su acta fundacional, la ONU es un instrumento en manos de los miembros permanentes de su Consejo de Seguridad que ejercen su derecho a veto cuando conviene a sus intereses. Los acuerdos de Helsinki sobre inviolabilidad de las fronteras, suscritos en 1973 por 35 países (toda Europa excepto Albania y Andorra, más USA, Canadá y Turquía), son papel mojado después de la voladura controlada de Yugoslavia. El pretendido derecho a la ‘autodeterminación’ de los pueblos se aplica en función de los intereses de los países más poderosos. ¿Qué pasaría si EE.UU. reconociera la independencia de Chechenia? ¿Qué sucedería si la UE decidiera reconocer los derechos del pueblo kurdo? Bélgica está a punto de fraccionarse, Escocia aspira a su independencia, muchos habitantes de Córcega aspiran a segregarse de Francia. Los independentistas de Québec sueñan desde hace muchos años con la creación de un estado francófono separado de Canadá. En Sri Lanka una cruel guerra civil tiñe de sangre este bello país. El nacio nalismo de las autonomías periféricas del Estado español mantiene como objetivo una Confederación de Estados peninsulares en igualdad de condiciones.

La irresponsabilidad de aquellos que apoyaron y reconocieron a Kosovo como Estado independiente ha abierto un precedente de consecuencias inimaginables. USA no ha sido capaz de analizar las consecuencias, incluso en su propio territorio. ¿Es que han olvidado su Guerra de Secesión? ¿Dónde está el límite de la creación de nuevos estados en un mundo globalizado y cuando los movimientos migratorios han modificado los asentamientos de las poblaciones autóctonas? Colonialismo, guerras, invasiones, imperios, globalizaciones, capitalismo, multinacionales... variables incontrolables, cambios en los estados, intercambios de intereses, explotación y miseria.

Las poblaciones sufren las consecuencias de la inestabilidad territorial creada por intereses ajenos a su existencia. Rusia, ¿culpable? No más que USA ni menos que la UE. Paraguas nucleares, negocio de la industria armamentista. Guerra en Georgia, conflictos en Pakistán, terrorismo y destrucción... todo vale siempre que el ‘otro’ mantenga los equilibrios del terror imprescindibles para que el imperio justifique su existencia. ¿Y del hombre y su existencia?, filosofía y religión.

http://www.laregion.es/opinion/2580/

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