jueves, 28 de agosto de 2008

Teólogo brasileño analiza impacto de la actividad humana en el cambio climático

El cambio climático que para muchos tiene su origen a las emisiones contaminantes liberadas al medioambiente en los procesos productivos e industriales desarrolladas por el hombre cuyos efectos hoy aparecen más latentes que a principios del siglo XX, cuando esta materia se veía muy lejana y casi improbable.
Lo cierto es que hoy se trata de un tema de interés mundial, y no sólo se grupos ecologistas y mediambientalistas, temática que es vista con preocupación a la que se ha sumado la ecoteología y que fue planteada en Coyhaique -en apoyo a la Carta del Agua- presentada a la prensa en el Obispado de Aysén, a cargo del teólogo brasileño Leonardo Boff.

ORIGEN ANTROPOGÉNICO

Sobre este trabajo coinciden alrededor de dos mil científicos en los últimos seis años, añadiendo que el tema del cambio climático ya está en marcha, y no es posible revertirlo, sino que sólo aminorar sus efectos.
"Esto es de origen antropogénico, es decir, son los seres humanos los que han producido esto, no es algo de los ciclos naturales de la tierra ni del sistema solar, sino que es consecuencia de un tipo de intervención irresponsable de una porción de la humanidad que yo calificaría más bien de todo un proceso industrialista mundial", indicó el teólogo.
Añadió que el modelo económico ha tenido una actitud sin medir consecuencias para las futuras generaciones por lo que es necesario realizar un esfuerzo colectivo para adaptarse a esos cambios a objeto de evitar el riesgo de desaparecer, en el caso de determinadas especies.

Expansión industrial

El planeta actualmente atraviesa por un proceso de desestabilización en su temperatura, y se estima que en un futuro tienda a estabilizarse con los riesgos y alteraciones que ello significa o bien podría extinguirse la vida en el planeta.
Para el ecoteólogo hoy en día no existe la suficiente conciencia de la crisis existente, debido a que el proceso económico continúa su expansión industrialista, explotando la naturaleza.
"Hay que considerar la solidaridad generacional (...) nosotros no somos la última generación, no somos los únicos que utilizan la biosfera, todos los demás seres vivios también necesitan del aire, del agua y los nutrientes, entonces hay que pensar de una manera no antropocéntrica, no sólo estamos los seres humanos sino toda la comunidad, donde nosotros somos un eslabón de esa cadena", expresó.

Efectos podrían ser catastróficos

Dicha temática -para Boff- debe ser incorporada en un sentido de una ciudadanía nueva planetaria, ecológica y una persona hoy no debe estar alienada de estas temáticas, porque se trata de un problema global que va a afectar a cada uno, dijo.
Indicó que hoy lo que puede ocurrir es que no se haga nada, porque los efectos dentro de los próximos 20 ó 30 años podrían ser catastróficos.
"América Latina es el continente clave en el equilibrio ecológico de la tierra, porque aquí están los más grandes manantiales de agua dulce del mundo y creo que las grandes potencias de agua dulce como Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y posiblemente dentro de poco será uno de los bienes más escaso dentro de la naturaleza, más que el oro, uranio o petróleo, será agua dulce", reflexionó.

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