BUSH NO QUIERE SALIR DE IRAK

Las fuerzas de ocupación tendrían el derecho de realizar arrestos y operaciones militares sin previa consulta a las autoridades locales. También se pide absoluta libertad sobre los cielos iraquíes para sus aviones. Ello, en el marco de la llamada "guerra contra el terrorismo", en la que la actual administración está embarcada después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Por Raúl Sohr

Publicado el 08 Jun 2008

Estados Unidos tendría planes para ocupar Irak en forma permanente. Ello según un documento secreto que viene de ser revelado por el diario británico The Independent. Las autoridades iraquíes están bajo presión para firmar un acuerdo que garantice la presencia de una cincuentena de bases militares norteamericanas y brinde inmunidad ante las leyes iraquíes tanto a los soldados estadounidenses como a los contratistas empleados por las compañías militares privadas (CMP).

Además, las fuerzas de ocupación tendrían el derecho de realizar arrestos y operaciones militares sin previa consulta a las autoridades locales. También se pide absoluta libertad sobre los cielos iraquíes para sus aviones. Ello, en el marco de la llamada "guerra contra el terrorismo", en la que la actual administración está embarcada después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El propósito de la Casa Blanca es lograr que Bagdad acepte los términos, que son descritos como una "alianza estratégica", a la brevedad posible. The Independent señala que Washington quisiera ver el texto rubricado a no más tardar el fin del mes entrante. Con ello asestaría un golpe a la campaña electoral de Barack Obama, el candidato demócrata, que ha postulado que quiere retirar las fuerzas de su país en el curso de los 18 meses posteriores a su elección. La estrategia del Presidente George W. Bush apunta a validar su intervención en el país árabe y dar sustento a la postura de John McCain.

El aspirante republicano a la Presidencia ha respaldado no sólo la invasión, ejecutada en 2003, sino que el polémico refuerzo de tropas -llamado "surge"- llevado a cabo bajo las órdenes del general David Petraeus y que el Pentágono considera que está dando los frutos esperados. En la actualidad el Ejército norteamericano tiene comprometido su núcleo duro de combate en Irak, con aproximadamente 151 mil efectivos además de decenas de miles de contratistas privados que realizan labores de apoyo que otrora eran ejecutadas por militares.

En Irak las fuerzas políticas están divididas frente al pacto, que tendrá un enorme efecto en el país y en toda la región. El Primer Ministro Nouri al-Maliki sería contrario al acuerdo pero, por otra parte, tiene claro que su Gobierno no subsistiría sin el activo respaldo militar estadounidense. El grueso de los chiitas, encabezados por el clérigo Muqtada al-Sadr, que dirige las poderosas milicias conocidas como el Ejército Mahdi es totalmente opuesto.

De hecho, las tropas norteamericanas han llevado a cabo una serie de ofensivas en su contra para reducir su derecho a veto de facto. Los que sí ven con buenos ojos una estadía norteamericana, de largo plazo, son los kurdos, que en el norte del país han prosperado luego de la caída del régimen de Sadam Hussein. Los kurdos representan cerca de 20% de la población del país y aspiran a la independencia con la creación del Kurdistán o, en su defecto, a la mayor autonomía posible.

Los que en definitiva harán todo lo que esté a su alcance por impedir la "alianza" entre Washington y Bagdad son los iraníes. Teherán ha planteado desde un comienzo que EEUU debe evacuar el país y cuanto antes mejor. Las relaciones entre ambos son ya muy tensas. Aparte del serio diferendo sobre la supuesta fabricación de armas nucleares por parte de Irán, Washington acusa con cierta regularidad a los iraníes de respaldar a las milicias que los combaten, algo que los iraníes niegan con la misma insistencia.

En todo caso, de concretarse, el plan norteamericano representa para Irán un reto de proporciones mayores, al cual buscará oponerse por todos los medios. También, por cierto, hay opiniones muy críticas en Washington, que también se harán escuchar.

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