domingo, 18 de mayo de 2008

Cómo aprovechar el agua de lluvia


Si analizamos el consumo de agua en los hogares, encontraremos la paradoja de que estamos comprando un recurso que nos cae del cielo. ¿Por qué no ahorramos, recuperando este caudal gratuito de agua? Con un frente de lluvias que descargue 30 litros, y un tejado normal de unos 150 metros, podemos obtener una reserva de 4.000 litros de agua de perfecta calidad, gratis.



Desde antiguo, las aguas pluviales han sido consideradas excelentes para el consumo. Antaño se recuperaban para la prolongada sequía de los meses estivales; era una costumbre de los pueblos mediterráneos, y fueron los romanos quienes idearon la forma de almacenarla: el aljibe. Hoy la iniciativa ha pasado del sur al norte: los procesos de potabilización y el transporte hasta el consumidor han encarecido el coste del agua vertiginosamente; por ello países como Alemania, sin rastro de sequía, subvencionan el aprovechamiento doméstico del agua de lluvia.

El 50% de la factura, gratis
Hasta un 50% del agua corriente que gastamos en nuestras casas puede ser sustituida por agua pluvial. Podemos utilizarla en todo aquello que no requiera agua potable: el WC, la lavadora, la limpieza en general, el riego del jardín, el lavado del coche... El agua de la lluvia es de una calidad excelente, lo que significa riego para nuestras plantas sin cloro ni productos químicos, y lavadoras sin problemas de cal.
El agua caída en el tejado, la azotea o la terraza se canaliza por los bajantes, se filtra y se conduce al interior de un tanque soterrado. Estos depósitos se fabrican con hormigón, o con polietileno de alta densidad, materiales que conservan el agua perfectamente sin necesidad de tratamientos. Desde ahí, mediante un circuito secundario, podremos llevarla hasta los baños o la cocina.

Riego para el jardín
Otra solución más sencilla y barata es el suministro para nuestro jardín. Adaptamos un filtro al canalón y sencillamente lo conectamos a un depósito, así dispondremos de agua pura para el riego, o para llenar el estanque. Estos depósitos pueden tener diferentes formas, desde los sencillos barriles verdes a las tinajas de ambiente mediterráneo, que armonizan con el estilo del jardín o la terraza.
La zona “productiva” es el tejado, por ello antes de montar nuestro aljibe debemos comprobar que no hay reparos a la calidad del agua recogida, tales como la cercanía de fábricas que emitan productos tóxicos al aire, o una alta contaminación por el tráfico.
Las garantías sanitarias
La intermitencia de las lluvias permite aprovecharlas cíclicamente; para una vivienda de 4 personas con un pequeño jardín, 2.000 litros de almacenamiento serán suficientes. Mediante asequibles dispositivos de filtrado, el agua reposa en los tanques limpia, sin olores y en perfectas condiciones sanitarias, lo cual repetidas veces ha sido avalado por laboratorios como el Instituto Higiénico de Bremen.
Las empresas cada vez presentan más sofisticaciones: el mercado ya ofrece sensores que detectan cuándo hay agua de lluvia acumulada en el tanque y, de manera automática, la llevan a las tuberías mediante una electroválvula, hasta que se vacía el tanque.
En definitiva, montar en nuestra casa un dispositivo que permita aprovechar el agua de lluvia es una perpetua fuente de ahorro, así como una ayuda a la sostenibilidad.
Por Fernando Barón

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