jueves, 22 de mayo de 2008

Una reserva de 300 especies de semillas, en pie

El Banco Nacional de Germoplasma conserva 20 000 muestras de agrobiodiversidad ecuatoriana. A propósito, mañana es el Día de la Agrobiodiversidad.
En menos de 10 segundos ya se siente un frío estremecedor. Así bajo ese ambiente, a 15 grados centígrados bajo cero, 15 000 muestras de semillas se conservan en dos cámaras refrigerantes como un verdadero tesoro natural del país.
En pequeñas envolturas plásticas de aluminio polietileno se almacenan reservas de apio, maní, avena negra, ají, zapallo, sambo, cebada, girasol, achogcha, cebada, algodón, grama, pasto llorón, palo santo, culantro, cáñamo, amaranto… Hay especies de granos, tubérculos, ornamentales, pastos y forrajes, forestales, frutales, medicinales... Solo de maíz se guardan más de 2 000 ecotipos que maduran en el país.
300
especies son las que están guardadas en el Banco Nacional de Germoplasma.

En total son 20 000 muestras que actualmente conserva el Banco Nacional de Germoplasma del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap). Y na parte será exhibida en Quito, mañana, con motivo del Día de la Agrobiodiversidad.

César Tapia, director del Departamento Nacional de Recursos Fitogenéticos (Denaref), resalta que la misión fundamental es la conservación sostenible de la agrobiodiversidad. Es decir, evitar la erosión genética de la agrobiodiversidad, impedir que las variedades tradicionales desaparezcan, afectadas por diversos fenómenos. Entre estos están el cambio climático y las continuas alteraciones que experimenta la Tierra.

Iván Angulo, representante de la FAO en Ecuador, reconoce que los ecosistemas del país sí han sufrido afectaciones. Y que eso también ha llevado a los cultivos a adaptarse a esas variaciones. “En la Sierra, por ejemplo, empiezan a registrarse heladas cada vez más acentuadas por el cambio climático. Entonces, el agricultor se ve obligado a recurrir a algunas variedades de papa que se adapten a las estribaciones de la Sierra”.

De esta forma, otras variedades quedan en riesgo de extinción al ser subutilizadas o marginadas.

Pero Tapia y María Belén Rivadeneira, coordinadora del Proyecto Biodiversidad y Sostenibilidad, coinciden en argumentar que también influye mucho las costumbres alimentarias de la gente.

Según Rivadeneira, “Ecuador tiene entre 250 000 y 300 000 especies de plantas, 50 000 de ellas son comestibles. No obstante, la dieta del ecuatoriano prioriza solo a tres: arroz, maíz y trigo”.

Aquello hace que se deje de cultivar el resto de productos y, por lo tanto, poco a poco desaparezcan.

Como una estrategia para resguardarlas, en 1980 se adecuó una suerte de Arca de Noé de semillas ecuatorianas en la Estación Experimental de Santa Catalina, al sur de Quito.

El objetivo: conservarlas ex situ (fuera de su hábitat). Además de las cámaras refrigerantes, son guardadas in vitro. El trabajo lo complementan los laboratorios de Biotecnología, en los que se define las características de las semillas, a través de genes y mecanismos de reproducción.

Pero la conservación también es en campo. Esto último se hace, por ejemplo, en la estación de Pichilingue, donde está la colección más representativa de cacao de América Latina. También están las estaciones de Manabí, Los Ríos, Cañar y la Amazonia.

Así el país trata de asegurar la existencia de sus productos. Pero no solo es un banco de reserva; también se ayuda a los agricultores a mejorar sus semillas o se les entrega algunas reservas.

Poco apoyo a la investigación

Solo la ayuda internacional ha permitido que el banco de semillas y las investigaciones se mantengan. Así lo señaló César Tapia, director del Denaref. El sueldo del personal y los investigadores, además de la infraestructura, es cubierto por el Estado ecuatoriano.

Ecuador tampoco pudo aportar con sus semillas al Arca de Noé moderno, de Noruega. Fue porque el país no está suscrito a un convenio con las organizaciones que impulsan dicho proyecto.

La mayoría de investigaciones es por iniciativa particular. Por ejemplo, de universidades como la del Azuay, del Chimborazo, Nacional de Loja y las técnicas de Manabí y de Bolívar. Por su parte, la FAO impulsa el Plan de Acción para la Conservación y la Utilización Sostenible de los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación. Incluye a proyectos de conservación in vitro del Denaref, Iniap-Boliche, Universidad San Francisco y otros.

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