Rodrigo Torres y Cristián Vargas son oceanógrafos que viajan a bordo del Hespérides, como parte del Crucero Científico Humboldt 2009, para investigar el intercambio de CO2 entre el océano y la atmósfera, específicamente en la zona de los canales australes de Chile.
El Crucero Científico Humboldt 2009 es una campaña de investigación oceanográfica y de entrenamiento organizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, como parte del proyecto LINC GLOBAL (Laboratorio Internacional Cambio Global). Participarán investigadores de ambas instituciones más la Universidad de Concepción y el Programa EXPLORA de CONICYT.
“Sabemos que el intercambio de CO2 a lo largo de Chile no se comporta de la misma manera. Los fiordos actúan capturando gases invernaderos, a diferencia de lo que pasa desde Concepción hacia el norte, donde se libera CO2 desde el mar a la atmósfera. Esto lo sabemos, gracias a datos recolectados en expediciones previas que se constituyen como fotos instantáneas, pero necesitamos varias fotos para contar la historia completa. La expedición Humboldt se constituye como una de las mejores series de fotos de la costa chilena, por la cantidad y calidad de la información recolectada”, explica Rodrigo Torres, del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP).
Además, las diatomeas, algas microscópicas, secuestran CO2, “así que queremos saber cómo participan en estos flujos de CO2, sabemos que son importantes pero es necesario conocer la magnitud”, prosigue el oceanógrafo.
Por otra parte, también han medido otros aspectos, ya que la idea de este tipo de cruceros es medir muchos parámetros, porque esto funciona como un sistema: el sistema océano. Por ello, Torres se preocupa del área química de la investigación, mientras Cristián Vargas, de la Universidad de Concepción, estudia las variables biológicas.
“Ésta es una excelente experiencia porque las facilidades que tiene este buque para hacer investigación son realmente envidiables, considerando que las condiciones para trabajar en mar abierto son siempre difíciles. Lo más importante es que se pudo hacer este camino de información desde el Canal Beagle hasta Golfo de Penas, obteniendo datos continuos de clorofila, pH, alcalinidad, nutrientes, temperatura, salinidad, entre otros”, aporta Vargas.
Ahora “sólo” les queda analizar la gran cantidad de datos para saber más sobre los flujos de CO2 entre atmósfera y océano, y poder establecer con qué variables se relacionan, como por ejemplo, nutrientes y productividad del mar.
De esta forma, se podría conocer cuáles ecosistemas son más eficientes para emitir y capturar CO2. “Vienen cambios de temperatura y precipitaciones, que tendrán sus impactos; por ello, es importante generar información sobre el rol de cada ecosistema en la producción de CO2 y su sensibilidad al cambio climático. Así sabremos qué ecosistemas hay que cuidar y cuales pueden ser útiles”, advierten ambos científicos.
¿Por qué el norte y el sur son distintos en cuánto al flujo de CO2?
En el norte y centro de Chile, los vientos y la rotación de la tierra hacen que el agua superficial se mueva hacia mar adentro (perpendicular a la costa), y esto causa un efecto de bombeo de agua profunda cerca de la costa, llamada Surgencia Costera. Esa agua de origen profundo es fría y contiene la respiración de los organismos marinos, es decir el CO2. Así cuando esta agua llega a la superficie los gases de respiración son liberados a la atmósfera; adicionalmente el calentamiento de esta agua aumenta la emisión de CO2 desde el mar, debido a que la solubilidad disminuye con la temperatura. Esta emisión de CO2 puede ser particularmente intensa en primavera-verano, ya que el viento que promueve la surgencia se intensifica en ese periodo.
En el sur, en los fiordos, los vientos no favorecen la Surgencia Costera y, más aún, el agua profunda tiende a perder contacto con la atmósfera, pues en esta área el derretimiento de los hielos y las precitaciones disminuyen la densidad del mar superficial bloqueando las aguas marinas profundas para que se ventilen. Mas aún las algas microscópicas, como las diatomeas, que crecen cerca de la superficie consumen CO2, mediante la fotosíntesis; así los fiordos son muy eficientes secuestrando CO2 atmosférico, particularmente en primavera-verano cuando las algas marinas crecen con más bríos.
http://humboldt2009.explora-conicyt.org
Edición: Universia / RR
Fuente: EXPLORA
lunes, 16 de marzo de 2009
Cuando nosotros vamos... el CO2 viene de vuelta
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