El escéptico digital
El informe "International Energy Outlook" de la Administración de Información Energética, dependiente del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), señalaba a mediados de 2008 que el porcentaje de consumo mundial de carbón pasará del 27% en 2005 al 29% en 2030 del total de las fuentes de energía utilizadas. Varias razones de peso sostienen este paulatino ascenso: el creciente consumo mundial de energía, el inestable y caro mercado del petróleo y del gas natural, la seguridad que ofrece para los países que cuentan con reservas propias, el rechazo a la energía nuclear y unas reservas mundiales estimadas en 200 años por la ortodoxia energética.
Pero no todo el mundo cree que queden todavía dos siglos de carbón. Dave Rutledge, experto de la división de ciencias aplicadas e ingeniería del Instituto de Tecnología de California (Caltech), sugería recientemente que la cifra sería mucho menor, ya que el total de mineral de carbón en el mundo, incluido el consumido en el pasado, llegaría a los 662 mil millones de toneladas. Por su parte, el Consejo de Energía Mundial (WEC en sus siglas inglesas), una alianza de más de 90 países que ofrece datos de referencia sobre la producción energética, asegura que todavía quedarían por extraer casi 850 mil millones de toneladas.
Para realizar esta controvertida afirmación, Rutledge se basa en varias cuestiones. Por un lado, en los datos históricos de agotamiento de combustibles fósiles. Por ejemplo, la producción de carbón en Reino Unido acabó precipitándose en 1913, mucho antes de lo esperado.
Por otro lado, el experto del Caltech asegura que los datos de las estimaciones oficiales estarían equivocados, además de infravalorar la dificultad y los costes de extraer este mineral. En este sentido, recuerda que China sólo ha ofrecido dos estimaciones al WEC, y ambas completamente distintas. Además, estas previsiones se basan en métodos y datos que no han sido revisados desde principios de los años 70 del siglo XX. Por ejemplo, un informe de 2007 de la Comisión de Investigación del Carbón, Tecnología y evaluaciones de los recursos en política de energía, del Consejo Nacional de Investigaciones de EE.UU., con datos y métodos actualizados de reservas en áreas limitadas, indica que sólo una pequeña fracción de las reservas estimadas previamente son realmente extraíbles.
El pico del carbón, en 2025
Rutledge no es el único que cuestiona los datos oficiales. El informe "Carbón: reservas y producción futura", publicado en 2007 por el Grupo de Vigilancia de la Energía (EWG en sus siglas inglesas), resalta también que los datos sobre las reservas mundiales de carbón, además de pobres y desactualizados, han sido sobreestimados. Los responsables del informe, varios científicos y expertos independientes a partir de la iniciativa del parlamentario alemán Hans-Josef Fell, se atreven incluso a vaticinar cuándo se producirá el pico del carbón: en los próximos diez a quince años la producción mundial podría incrementarse, en el mejor de los casos, en un 30% gracias a Australia, China, los países de la antigua Unión Soviética y Sudáfrica, pero a partir de esa fecha, sobre 2025, el declive comenzaría de forma irreversible.
Por su parte, el Instituto para la Energía (IFE en sus siglas inglesas) preparaba también en 2007 un estudio para la Comisión Europea, "El futuro del carbón", que llegaba a conclusiones similares. Así, sus responsables aseguraban que "el carbón podría no ser tan abundante, ampliamente disponible y fiable como fuente de energía en el futuro", si bien no se aventuraban a pronosticar cuándo sucederá el pico en su producción.
El medio ambiente lo agradecería
De ser ciertos estos pronósticos, el medio ambiente sería el principal beneficiario, ya que el carbón es muy contaminante y tiene un fuerte impacto en el cambio climático en forma de emisiones de dióxido de carbono (CO2). En este sentido, desde el Instituto Goddard de la NASA se recomienda por ejemplo no aumentar las emisiones producidas por el consumo de carbón más allá de 2030.
En los próximos diez a quince años la producción mundial podría incrementarse, en el mejor de los casos, en un 30%
Sin embargo, los países y empresas productores no parecen confiar en estas previsiones ni que vayan a seguir los consejos anticambio climático. Para países como India y China, con grandes reservas y unas economías en vertiginoso crecimiento, el carbón es una de sus principales bazas. Y no son los únicos: varios países europeos planean crear unas 50 plantas alimentadas con este mineral en los próximos años, y en Estados Unidos, que cuenta con la principal reserva mundial, el asesor científico del nuevo presidente hacía saber recientemente su interés por el carbón.
Para ello, sus defensores hablan de las "nuevas tecnologías de carbón limpio", pero sus detractores recuerdan que estos sistemas se encuentran en un estado de desarrollo incipiente y que sus supuestas bondades medioambientales no son realistas.
En cualquier caso, durante las próximas décadas se van a tener que adoptar trascendentales decisiones en torno a la cuestión energética. Mientras expertos de organizaciones como Greenpeace o el Instituto World Watch consideran viable que el 100% de la energía pueda provenir de fuentes renovables, gracias al desarrollo de los actuales sistemas y a la mejora de la eficiencia energética, otros expertos asumen que tal escenario no es posible y barajan un mix energético en el que se tenga que contar tanto con las renovables como con las no renovables, incluida la energía nuclear.
Quién domina el mercado mundial de carbón
Según los datos del Grupo de Vigilancia de la Energía, el 85% de las reservas globales de carbón se concentra en seis países (en orden descendiente): EE.UU., Rusia, India, China, Australia y Sudáfrica. En cuanto a los productores, China es de lejos el primero, a pesar de contar con la mitad de reservas que el segundo, EE.UU., que posee el 30% del total mundial. A estos países les siguen Australia, India, Sudáfrica y Rusia. Dichos países concentran más del 80% de la producción total mundial.
En cuanto a las aplicaciones principales del carbón, en la actualidad son muy diversas: se utiliza para generar energía eléctrica; como combustible tanto a nivel industrial como doméstico; como materia prima para diversas industrias, como la siderurgia, la química o la construcción; o como sistema para crear petróleo sintético.
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