viernes, 6 de marzo de 2009

El seco futuro de Santiago

Por Beatriz Michell / La Nación Domingo

Derretimiento de glaciares en la precordillera

Los seis millones de chilenos que viven en la capital lavan, cocinan y se hidratan con el agua de los glaciares del Cajón del Maipo. Pero en las últimas décadas estos hielos se han derretido de manera alarmante. Una amenaza que tiene a ecologistas y autoridades trabajando para que en 2009 los glaciares cuenten con una política pública que actúe hoy y evite llantos posteriores.

La pérdida de masa de un glaciar puede poner en riesgo el suministro de agua potable en zonas donde la principal fuente de agua dulce tiene ese origen". Así de clara es Paulina López, investigadora del Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECS), para explicar el efecto del derretimiento de los glaciares en la vida diaria de las personas. La disponibilidad de agua, ese elemento que se utiliza para limpiarse, lavar, cocinar, hidratarse, nadar y refrescarse, no es ilimitada, y está disminuyendo de manera acelerada y preocupante. En Chile, la alerta está encendida tanto entre los ecologistas como en el Gobierno, por lo que este año debiera entrar en funciones una política de protección de glaciares que insatisface a unos y enorgullece a otros.

En noviembre del año pasado la Dirección General de Aguas (DGA) anunció que si el glaciar Echaurren, ubicado en el Cajón del Maipo, se sigue derritiendo a la velocidad actual, en cincuenta años más simplemente ya no va a existir. Esto significa que Santiago va a dejar de recibir un 70% de agua que hoy consume sólo por el derretimiento acelerado de este glaciar. Pero el Echaurren no es el único en riesgo de muerte.

"En Chile, en general, todos los glaciares están presentando esta misma tendencia de disminución de su superficie, adelgazamiento y de retroceso. Los glaciares están estrechamente ligados a las condiciones climáticas, por lo que si se observan cambios en la temperatura y la precipitación, los glaciares van a reaccionar", explica Paulina López. Otro de los glaciares que alimenta a la capital es el San Francisco, también ubicado en el Cajón del Maipo y que el año 2007 presentaba una disminución de su superficie un 15% mayor que una medición de 1979. Esta acumulación de hielo, además de su aporte en agua potable para el consumo, hace un aporte de belleza en las cercanías de una ciudad donde el gris abunda. A dos horas de Santiago en auto, basta con caminar cinco kilómetros para encontrarse con este manto blanco, que se encuentra dentro del Monumento Natural El Morado. "Es de muy fácil acceso, por eso mucha gente lo visita. Incluso antes se podía acampar cerca de él, pero ahora está prohibido porque la gente dejaba mucha basura. Además, el glaciar San Francisco es muy didáctico porque es muy fácil ver su funcionamiento. Es fantástico ver que un río nace de un glaciar cuando arriba no hay fluidos visibles", explica Eduardo Giesen, vicepresidente de Codeff, que subió al glaciar a principios de enero junto a diversas agrupaciones sociales que conforman la Alianza por la Justicia Climática, para constatar el retroceso del San Francisco.

El panorama no es muy esperanzador. "Si se derriten los glaciares estaríamos realmente en problemas. Tal vez habría que cambiarse a vivir a otros lados, porque sin agua no hay vida. Puede llegar un momento también en que el agua se vuelva tan cara que toda la población media quedaría sin acceso por los altos costos. El agua ya es un privilegio y ahí sería mucho más complicado", advierte Roxana Bórquez, ingeniera en recursos naturales renovables e investigadora de glaciares.

Agua para hoy

El término "calentamiento global" suena tan genérico y rimbombante que es difícil relacionarlo con efectos concretos para nuestras vidas, pero justamente la falta de agua por el derretimiento acelerado de los glaciares es una de las consecuencias que podríamos sufrir en unos cuantos años más.

"Como todos los glaciares, el San Francisco se alimenta de las nevazones concentradas durante el invierno, pero que a grandes alturas ocurren también en otras épocas del año. Con el cambio climático éstas se están haciendo cada vez más escasas, y, a la vez, por el aumento de las temperaturas ahora los glaciares se están derritiendo siempre. Por eso entregan más agua hoy, pero va a haber un minuto en que no va a quedar glaciar y tampoco va a haber agua", explica Giesen.

Santiago es una zona poco lluviosa, por lo que el agua que consumimos los seis millones de santiaguinos es fundamentalmente de origen glaciar, no de precipitaciones. Lo mismo ocurre en el norte del país y en otros países de América Latina. "Si esto no se detiene de manera brusca, ciudades como Santiago, Lima, La Paz, El Alto y Quito podrían quedar sin agua en pocas décadas. Lamentablemente no está en Chile poder cambiar, esto porque es un problema global", anuncia Giesen, quien aclara que sí se puede amortiguar o retrasar este fenómeno controlando el impacto de la intervención humana sobre los hielos.

Después del cambio climático, la actividad más señalada como causante del derretimiento de los glaciares es la minería. "Ya se sabe que no sólo Pascua Lama intervino glaciares, sino también Andina, Pelambres, Los Bronces. Gran parte de las mineras ha intervenido los glaciares durante su época de producción", dice Roxana Bórquez. Según acusa, las fotos de Pascua Lama son una evidencia clara: mientras el resto de los glaciares de la zona disminuyeron un cinco por ciento entre 1980 y 2000, Toro I, Toro II y Esperanza disminuyeron sobre un setenta por ciento desde que comenzaron los sondajes mineros, en 1979.

Hoy, los ambientalistas del Cajón del Maipo pelean contra la eléctrica AES Gener. La empresa planea levantar allí una central hidroeléctrica de pasada, y para trasladar agua de un lugar a otro necesitan construir un túnel de 700 metros por debajo del glaciar El Morado. Esto genera temor entre los vecinos de la zona, que están agrupados hace un par de años para frenar el plan de la hidroeléctrica. Actualmente el proyecto está en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, pero el estudio no incluye el posible efecto sobre el glaciar. Por eso, la Dirección General de Aguas (DGA), en sus observaciones al estudio, solicitó que la empresa evalúe el impacto.

"El cambio climático es casi imposible de controlar, o más difícil, pero tenemos una segunda causa que es totalmente controlable, que es la intervención directa y es la que causa más impacto de derretimiento en poco tiempo de un glaciar. Más que el cambio climático, porque el impacto es directo", explica Bórquez para pedir una rápida acción de parte de las autoridades.

Ley o no ley

Desde el año pasado, el Gobierno comenzó a tomar medidas y a preparar una política nacional de glaciares [ver recuadro] que incluye modificaciones al Sistema de Impacto Ambiental, un catastro de los glaciares y mayor investigación científica en torno al tema. "Una de las metas de la política de glaciares es desarrollar los estudios que permitan la preparación estadística para poder establecer normas de protección. En eso estamos con prioridad. A mi juicio estamos atrasados, porque la magnitud del cambio climático se ha acelerado, las demandas de agua a nivel mundial están creciendo y Chile tiene que ponerse a la altura de los depósitos que tiene. Los antecedentes preliminares de que se disponen dicen que, salvo uno, todos los glaciares en Chile han ido retrocediendo y adelgazándose", asegura el ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar. En Chile se encuentra más del cincuenta por ciento de los glaciares de América Latina y, según estimaciones de la DGA, esta superficie equivale a unos veinte mil kilómetros cuadrados de hielo, es decir, más que toda la superficie de la Región Metropolitana.

Aunque los ecologistas reconocen que hay avances y cambios que son absolutamente relevantes, critican la falta de una ley que vele por la protección de los hielos. En 2006, un grupo de parlamentarios preparó un proyecto de ley que duerme en el Congreso y que inicialmente tuvo respaldo del Gobierno, hasta que éste optó por privilegiar la mencionada política. "Esto fue producto del lobby de la gran minería", denuncia Eduardo Giesen y agrega que la política es insuficiente sin la fuerza que tiene una ley.

La ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, rechaza las acusaciones y asegura que la falta de apoyo a la ley se debió simplemente a la necesidad de agilizar la implementación de medidas que protejan los glaciares. "Si hubiéramos discutido la ley estaríamos muy probablemente en un nivel de protección de mayor carencia. Las mismas medidas que contenía la ley son las que dictamos en 2008 y que ya están vigentes en el país", explica Uriarte.

Con diferencias de procedimientos y de tiempos, el diagnóstico tanto de ecologistas, científicos y del Gobierno es básicamente el mismo: si no se pone freno al uso irracional del agua y al derretimiento de las masas de hielo, la sed se apoderará de Chile y del mundo en pocas décadas más.

Un salvavidas

El año pasado, los ministerios de Medio Ambiente y de Obras Públicas comenzaron a tomar medidas que incluirá la Política Nacional de Glaciares para proteger estas masas de hielo y que debiera concluirse este año. Durante 2009 se anuncian nuevas propuestas para frenar el derretimiento acelerado de la principal fuente de agua del centro y sur de Chile.

• Evaluación de impacto ambiental. El año pasado se modificó el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) para incluir a los glaciares. Ahora, cualquier actividad que pueda tener un impacto en un glaciar debe ingresar al mencionado sistema.

• Registro nacional de glaciares. En 2008 se creó la Unidad de Glaciología y Nieves de la Dirección General de Aguas, con el objetivo de hacer un inventario y monitorear los glaciares de Chile. Hasta ahora se han inventariado cerca de 1.900, de los dos mil o dos mil quinientos que se estima que existen. Cualquier ciudadano puede avisar de la existencia de un glaciar con el fin de incluirlo en el registro y la DGA debe dar respuesta a esto.

• Estrategia nacional de gestión de cuencas hidrográficas. El MOP, junto al Ministerio de Medio Ambiente, están preparando un conjunto de proyectos de ley para que Chile cuente con una política de cuencas y se pueda hacer un uso más racional de las aguas. Los glaciares estarán incluidos.

• Estudio del CECS. El MOP contrató al Centro de Estudios Científicos de Valdivia para realizar un estudio general sobre todos los glaciares de Chile, que trate de determinar los potenciales efectos de los cambios de los glaciares sobre las actividades humanas y, a su vez, cómo las actividades humanas impactan en éstos. Estaría terminado a fines de este año.

• Fomento a la investigación. Bajo la premisa de que hay fuentes no reembolsables, porque el tema de los glaciares es un problema que incide sobre toda la humanidad, el MOP planea conseguir financiamiento de organismos internacionales. Con este dinero se busca llamar a una licitación internacional para que Chile se ponga a la cabeza de los estudios de glaciares a nivel mundial.

http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090228/pags/20090228214452.html

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