miércoles, 3 de diciembre de 2008

Designar a nuevo jefe de la CIA, tarea delicada

La búsqueda del siguiente dirigente de la CIA se complica debido a la tensión entre el deseo de Obama de romper con las políticas de Bush y y su preocupación por la posibilidad de aislar a una agencia que tiene un papel central en la campaña contra Al Qaeda
The New York Times*
El Universal
Washington, D.C. Miércoles 03 de diciembre de 2008

Durante los dos años de su campaña presidencial, Barack Obama lanzó fuertes críticas a los programas antiterroristas más controversiales de la administración Bush, desde ocultar a sospechosos de terrorismo en cárceles secretas de la CIA, hasta interrogarlos con métodos que denunció como tortura.


Ahora Obama debe hacerse cargo de la CIA, en la que está demostrando ser una de las empresas más complicadas de la fase de transición a la Casa Blanca.

La semana pasada, John O. Brennan, veterano de la CIA que era considerado en amplios círculos como la selección más probable de Obama para dirigir la agencia, retiró su nombre de los candidatos después de que críticos liberales atacaron su presunto papel en el programa de detención e interrogatorio de la dependencia. Brennan sostuvo que había sido un “firme opositor” a las duras tácticas de interrogatorio, y sin embargo Obama evidentemente decidió que la nominación de Brennan no merecía una batalla con algunos de sus seguidores más ardientes en la izquierda.

La búsqueda de otra persona por parte de Obama y su futura relación con la agencia son complicadas por la tensión entre su aparente deseo de romper de tajo con las políticas de la administración Bush que ha condenado, y su preocupación por la posibilidad de aislar a una agencia que tiene un papel central en la campaña contra Al Qaeda.

Mark M. Lowenthal, veterano de la inteligencia que dejó un alto cargo en la CIA en 2005, dijo que la decisión de Obama de excluir a Brennan de la disputa por la dirección había enviado el mensaje de que “si usted trabajó en la CIA durante la guerra contra el terror, ahora está manchado”, y que había provocado ansiedad en las filas del servicio clandestino de la organización.

Una de las primeras cuestiones que Obama debe atender es el futuro de las detenciones de la CIA: ¿seguirá la agencia manteniendo prisioneros en secreto, los interrogará usando métodos más agresivos que los permitidos a interrogadores militares, y transferirá a los sospechosos de terrorismo a países con antecedentes de haber recurrido a la tortura?

En la campaña presidencial, un tema constante de Obama fue la necesidad de restablecer los “valores estadounidenses” en la lucha contra el terrorismo. Se comprometió a eliminar las reglas secretas de interrogatorios de la CIA, y demandar a todos los interrogadores estadounidense a seguir los lineamientos militares, contenidos en el Manual de Campo del Ejército sobre interrogación.

El miércoles, una docena de generales y almirantes retirados se reunirán con altos asesores de Obama para instarlo a mantenerse firme en contra de cualquier desviación de las reglas de interrogatorio no coercitivas del ejécito.

(Traducción: Gregorio Narváez)

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