Ya no es ficción: La conflagración mundial prevista para el 2025
De la Redacción
Oaxaca, México.- Un mundo caracterizado por la lucha entre Estados por obtener los “escasos” recursos, derivados de los conflictos nucleares e incluso por los desastres naturales es la previsión que se hace para el planeta en 2025.
En su análisis cuatrienal titulado Tendencias Globales 2025, un Mundo Transformado, el National Intelligence Council (Consejo Nacional de Inteligencia), que coordina los análisis de todas las agencias de inteligencia de Estados Unidos, se advierte que mientras Barack Obama se prepara para asumir en enero la Presidencia de USA, ese país ya dejó de ser la superpotencia que imponía su agenda, pues ahora tendrá que enfrentar a un escenario internacional crecientemente multipolar donde ya no se puede garantizar el avance de la democracia al estilo occidental.
Al club de las grandes potencias podrán ingresar también India y China que lograron apuntalar su desarrollo en el modelo de capitalismo de estado.
El trabajo confirma que será Brasil y no México el país latinoamericano que ganará considerable influencia en la escena global, pues junto con Rusia ayudará a definir los nuevos desafíos y reglas del juego de la humanidad.
Mientras que Irán, Indonesia y Turquía también verán incrementada su cuota de poder económico y político
Aunque para el 2025 habrá también una comunidad internacional formada por aquellos Estados que habrán dejado de existir como tales mientras un número creciente de naciones se alinearán al modelo de desarrollo chino.
Un mundo fragmentado en el que irán en aumento los conflictos por apoderarse de los escasos recursos naturales, y donde junto a la creciente proliferación del uso de la energía nuclear, particularmente en Oriente Medio, crecerá el peligro de una conflagración nuclear, informa el documento.
Los recursos naturales en la disputa mundial
Un mundo caracterizado por la lucha entre estados por obtener los “escasos” recursos, por los conflictos nucleares e incluso por los desastres naturales es la previsión que realiza el National Intelligence Council.
Las organizaciones mundiales no están preparadas para enfrentarse a este nuevo panorama, se asegura desde el NIC. Pero no se trata tan sólo de instituciones como la ONU o la OTAN. El informe asevera que el estilo occidental de gobierno y el modelo económico no se sostendrán en este escenario.
El principal aquejado será USA, que dejará de detentar el poder en solitario y deberá adaptarse a un mundo donde cada vez aparecerán más “actores influyentes” y estará marcado por el multilateralismo.
Ante su pérdida de dominio, Washington deberá acudir a pactos con otros estados para cumplir sus objetivos. Pero no será la Unión Europea su principal alidado, pues los Veintisiete también ser verán afectados por las tendencias globales. Serán las ahora potencias emergentes com China, India o Brasil las que detenten mayor poder en 2025, siempre según el NIC.
Algunos estados serán “asumidos y controlados por redes criminales”, se atreve a predecir el informe que también adelanta que el declive de Estados Unidos repercutirá en la fortaleza de la OTAN y la ONU. Ambas instituciones podrían carecer de sentido y autoridad en menos de veinte años.
También el actual sistema diplomático y de relaciones internacionales caerá. Según este estudio, los cambios que se van a producir harán inevitable un cambio de modelo energético, que deberá basarse en las energías renovables. Este nuevo escenario dejará sin sustento la actual política basada en los intereses petroleros y económicos como la llevada a cabo por Rusia en el Caúcaso o la de USA en Oriente Medio.
El sistema internacional construido después de la segunda guerra mundial será casi irreconocible para 2025, debido al ascenso de potencias emergentes, la globalización de la economía, la transferencia histórica de riqueza relativa y poderío económico de Oeste a Este, y la creciente influencia de actores que no son estados.
Para 2025, habrá un sistema global multipolar en el que seguirán disminuyendo las diferencias de poder nacional entre países desarrollados y en desarrollo.
En concordancia con el viraje de poder entre las naciones-estado, el poder relativo de varios actores que no son estados —empresas, tribus, organizaciones religiosas y redes criminales— está aumentando.
Los jugadores están cambiando, pero también el alcance y el aliento de los asuntos transnacionales que son importantes para mantener una prosperidad global.
Un crecimiento económico global en declive; poblaciones que envejecen en el mundo desarrollado; crecientes restricciones en materia de energía, alimentos y recursos hidráulicos y preocupaciones por el cambio climático, limitarán y menguarán lo que de todos modos será una era de prosperidad sin precedentes históricos.
Los sistemas multipolares emergentes han sido más inestables que los bipolares o unipolares. A pesar de la reciente volatilidad financiera, no creemos que nos estemos dirigiendo a un derrumbe total del sistema internacional, como ocurrió en 1914-1918.
No obstante, los próximos 20 años de transición a un nuevo sistema están preñados de riesgos. Las rivalidades estratégicas con toda probabilidad se darán en torno de comercio, inversiones e innovación y adquisición tecnológica, pero no podemos descartar un escenario similar al siglo 19 de carreras armamentistas, expansión territorial y rivalidades militares.
Es una historia sin un resultado claro
Aunque es probable que Estados Unidos se mantenga como el actor individual más poderoso, su fortaleza relativa —incluso en el campo militar— disminuirá, y la influencia estadounidense estará más acotada. Al mismo tiempo, no está claro hasta qué grado otros actores —estados y otros— estarán dispuestos o podrán soportar.
Tanto las autoridades como la gente tendrán que lidiar con una creciente demanda de cooperación multilateral, cuando el sistema internacional sufra fuertes tensiones debido a la transición incompleta de un viejo a un nuevo orden que apenas se está conformando.
En términos de tamaño, velocidad y flujo direccional, la actual transferencia de riqueza global y poderío económico —más o menos, de Oeste a Este— no tiene precedentes en la historia moderna.
Este cambio se deriva de dos fuentes: los aumentos en los precios del petróleo y las materias primas han generado ganancias para los estados del golfo Pérsico y para Rusia, y menores costos combinados con políticas gubernamentales han provocado que el núcleo de la manufactura y algunas industrias de servicio se trasladen a Asia.
Los pronósticos de crecimiento para Brasil, Rusia, India y China auguran que éstos igualarán colectivamente la participación original del G-7 en el PIB global para 2040-2050. En su mayoría, no están siguiendo el modelo occidental liberal de autodesarrollo; en cambio, están usando un modelo distinto: el capitalismo de estado.
Este es un término impreciso utilizado para describir un sistema de administración económica que otorga un papel prominente al estado.
Otras potencias en ascenso —Corea del Sur, Taiwán y Singapur— también recurrieron al capitalismo de estado para desarrollar sus economías. Sin embargo, las consecuencias de que China siga esta ruta son potencialmente mucho más grandes debido a su tamaño y su enfoque hacia la “democratización”.
Muchos otros países se rezagarán aún más en el aspecto económico. África subsahariana seguirá siendo la región más vulnerable a las fracturas económicas, los problemas poblacionales, el conflicto civil y la inestabilidad política.
Asimismo, aunque muchas de las naciones más grandes de Latinoamérica se habrán convertido en potencias de ingresos medios para 2025, otros, particularmente algunos como Venezuela, Bolivia y Haití, se habrán vuelto más pobres y menos gobernables. En general, Latinoamérica se mantendrá rezagada respecto de Asia y otras áreas de crecimiento rápido en términos de competitividad económica.
Nueva Agenda Transnacional
Los asuntos relacionados con los recursos ganarán prominencia en la agenda internacional. Un crecimiento económico global sin precedentes seguirá generando presiones sobre varios recursos estratégicos, incluyendo energía, alimentos y agua, y se proyecta que la demanda rebasará los abastecimientos de fácil acceso en la próxima década más o menos.
Por ejemplo, la producción de hidrocarburos líquidos fuera de la OPEP no crecerá a un ritmo equiparable a la demanda. La producción de petróleo y gas de muchos productores tradicionales de energía ya se está reduciendo. En otras partes —en China, India, México— la producción se ha estancado.
Agtamiento mundial del petróleo
Los países capaces de expandir significativamente la producción se reducirán; la producción de gas y petróleo estará concentrada en áreas inestables. Como resultado de éste y otros factores, el mundo estará en medio de una transición energética fundamental que lo alejará del petróleo y lo acercará al gas natural, el carbón y otras alternativas.
Se estima que el cambio climático exacerbará la escasez de recursos. Aunque el efecto del cambio climático variará según la región, varias zonas empezarán a sentir efectos dañinos, particularmente escasez de agua y pérdida de producción agrícola.
Nuevas tecnologías podrían otra vez aportar soluciones, como una alternativa viable a los combustibles fósiles o medios para superar las restricciones en materia de alimentos y agua.
Sin embargo, todas las tecnologías actuales son inadecuadas para sustituir la arquitectura energética tradicional en la escala que se necesita, y nuevas tecnologías energéticas probablemente no serán comercialmente viables ni estarán ampliamente difundidas para 2025. Pero el ritmo de la innovación tecnológica será clave.
Perspectivas en Terrorismo, Conflicto y Proliferación Nuclear
El terrorismo, la proliferación nuclear y el conflicto seguirán siendo preocupaciones clave a pesar del ascenso del problema de los recursos en la agenda internacional. Es poco probable que desaparezca el terrorismo islámico para 2025, pero su atractivo podría disminuir si el crecimiento económico continúa y se mitiga el desempleo juvenil en Medio Oriente.
Las oportunidades económicas para la juventud y una mayor pluralidad política probablemente disuadirán a algunos de sumarse a las filas de los terroristas, pero otros —motivados por una variedad de factores como el deseo de venganza o para convertirse en “mártires”— seguirán recurriendo a la violencia para perseguir sus objetivos.
Ante la ausencia de oportunidades de empleo y de medios legales de expresión política, madurarán las condiciones para el desafecto, un creciente radicalismo y la posible incorporación de jóvenes a grupos terroristas.
Para 2025 los grupos terroristas probablemente serán una combinación de descendientes de grupos establecidos desde hace tiempo, junto con nuevos colectivos emergentes de personas irritadas y despojadas de derechos que se autorradicalizan.
Un Sistema Internacional más Complejo
La tendencia hacia una mayor dispersión de la autoridad y el poder que ha ocurrido en el último par de décadas probablemente se acelerará debido al surgimiento de nuevos jugadores globales, al agravamiento del déficit institucional, la posible expansión de los bloques regionales y la mayor fortaleza de los actores y redes que no son estados.
La multiplicidad de actores en la escena internacional podría inyectar fortaleza o fragmentar adicionalmente el sistema internacional e impedir la cooperación internacional.
La diversidad del tipo de actores aumenta la probabilidad de que se registre una fragmentación en las siguientes dos décadas, particularmente considerando la amplia gama de retos transnacionales que enfrenta la comunidad internacional.
Es poco probable que las potencias emergentes del BRIC desafíen al sistema internacional como lo hicieron Alemania y Japón en los siglos 19 y 20, pero debido a su creciente influencia geopolítica y económica, tendrán un alto grado de libertad para definir sus posiciones políticas y su estrategia económica en lugar de adoptar totalmente normas occidentales.
Las instituciones multilaterales existentes no muestran tener la capacidad de adaptarse rápidamente para emprender nuevas misiones, adecuarse a sus nuevos miembros e incrementar sus recursos.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) serán una parte cada vez más importante del escenario, pero es probable que las redes de ONG estén limitadas en su capacidad de efectuar cambios debido a la ausencia de esfuerzos concertados por parte de instituciones multilaterales o gobiernos.
Un mayor regionalismo en Asia tendría implicaciones globales, desatando o reforzando una tendencia hacia el establecimiento de tres grupos comerciales y financieros que podrían parecerse mucho a lo que es un bloque: Norteamérica, Europa y el este de Asia.
El establecimiento de estos cuasi-bloques tendría consecuencias en la capacidad para lograr futuros acuerdos dentro de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Intrínseca a la creciente complejidad de los papeles a veces superpuestos del estado, las instituciones y los actores que no son estados, es la proliferación de identidades políticas, que está llevando al establecimiento de nuevas redes y comunidades redescubiertas.
Es improbable que una sola identidad política sea dominante en todas las sociedades para 2025. Las redes basadas en la religión podrían ser las redes temáticas emblemáticas y en general podrían desempeñar un papel más poderoso que los grupos seculares en muchos asuntos transnacionales, como medio ambiente y desigualdades.
Estados Unidos: Una Potencia Menos Dominante
Para 2025 Estados Unidos será uno de los varios actores importantes en la escena mundial, aunque seguirá siendo el más poderoso. Incluso en el campo militar, los avances en ciencia y tecnología de otros actores y una mayor adopción de tácticas de guerra irregulares por parte tanto de estados como de actores que no son estados, constreñirá cada vez más la libertad de acción de Estados Unidos.
Un papel más limitado de Estados Unidos tiene implicaciones para otros y encierra la posibilidad de que nuevos temas de la agenda sean atendidos en forma efectiva.
A pesar del reciente aumento del sentimiento anti-estadounidense, Estados Unidos probablemente seguirá siendo visto como un necesario promotor del equilibrio regional en Medio Oriente y Asia.
En asuntos de seguridad nuevos, como el cambio climático, el liderazgo estadounidense será percibido ampliamente como un factor crítico para balancear opiniones contradictorias y discordantes en busca de soluciones.
Al mismo tiempo, la multiplicidad de actores influyentes y la desconfianza hacia una gran potencia implican que habrá menos espacio para que Estados Unidos tome las decisiones sin el apoyo de socios fuertes. Los acontecimientos en el resto del mundo probablemente también serán cruciales en la construcción de la política estadounidense.
2025: ¿Qué Clase de Futuro?
Las tendencias descritas sugieren que se presentarán fracturas, choques y sorpresas importantes, las cuales destacamos a lo largo del texto. Otras discontinuidades son menos predecibles. Es probable que sean resultado de la interacción de varias tendencias y que dependan de la calidad del liderazgo.
En esta categoría ubicamos cosas inciertas como si China o Rusia se convertirán en democracias. También inciertos son los resultados de los retos demográficos que enfrentan Europa, Japón e incluso Rusia.
La tecnología, el papel de la inmigración, las mejoras en salud pública y leyes que alienten una mayor participación de la mujer en la economía, son algunas de las medidas que podrían cambiar la trayectoria de las actuales tendencias, que apuntan hacia un menor crecimiento económico, mayores tensiones sociales y una posible caída.
Si las instituciones globales se adaptan y reviven también está en función del liderazgo. Las tendencias actuales sugieren que la dispersión del poder y la autoridad crearán un déficit global de gobernanza.
Algunas incertidumbres tendrán mayores consecuencias que otras. En este trabajo, hacemos énfasis en el potencial que existe en general de un mayor conflicto, del cual algunas formas podrían amenazar la globalización.
En los cuatro escenarios ficticios, destacamos nuevos retos que podrían surgir como resultado de la transformación global actualmente en marcha.
No abarcan todos los futuros posibles, pero los escenarios podrían alterar la situación:
1) en un mundo sin Occidente, las nuevas potencias suplantan a Occidente como líderes del nuevo escenario mundial.
2) La sorpresa de octubre ilustra el efecto de no atender el cambio climático global.
3) En el BRIC se rompe, las disputas por recursos vitales se convierten en fuente de conflicto entre las grandes potencias.
4) En la política no es siempre local, redes de actores que no son estados ascienden para fijar la agenda internacional en medio ambiente, eclipsando a los gobiernos.
Fuente: Informe: “Global Trends 2025” del Consejo de Inteligencia Nacional de Estados Unidos
http://ciudadania-express.com/2008/12/01/la-disputa-mundial-en-2025-seran-por-los-recursos-naturales/
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