Durante el siglo XXI la temperatura del planeta subirá entre 1,8 y 4 grados, según el Grupo Intergubernamental de expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
El proceso de calentamiento de la Tierra es lento y se remonta al siglo XIX.
Desde la Revolución Industrial se ha producido un aumento aproximado de un 25% en la concentración atmosférica de CO2, un 19% de óxidos nitrosos, un 100% de metano y más de un 200% de los peligrosos clorofluorocarburos (CFC), causantes del llamado "efecto invernadero".
Desde entonces, la temperatura media se ha elevado 0,8 grados centígrados sobre los niveles preindustriales y los expertos advierten de que "si suben las temperaturas globales por encima de la variabilidad natural del clima será imposible detener y evitar impactos, en ocasiones catastróficos y, sobre todo, desconocidos".
En un informe, el grupo de trabajo del IPCC advirtió de los efectos de este fenómeno en personas y ecosistemas.
Presentó como ejemplos, el aumento de las muertes durante las olas de calor, la extensión de las enfermedades tropicales, las amenazas a los hábitats indígenas y el riesgo creciente de incendios forestales, así como la desaparición de muchos sistemas biológicos.
El informe destacó zonas y ecosistemas vulnerables, como los arrecifes de coral, los polos, la tundra, los bosques boreales y las regiones del sur de Europa, entre ellas España, país para el que los predicciones auguran para el año 2020 más olas de calor, incendios y una reducción considerable de los recursos hídricos.
En marzo de 2007 un informe de la Administración Nacional Oceánica revelaba ya que el último invierno (diciembre de 2006 a febrero de 2007) en el hemisferio norte había sido el más cálido desde 1880. En esa época, las temperaturas fueron 1,3 grados superiores a la media del siglo XX.
De este fenómeno, "inequívoco" según el IPCC, es responsable la actividad humana y de sus consecuencias serán más vulnerables las naciones en desarrollo, que sufrirán los efectos de forma más desproporcionada.
En Países como Haití, Bangladesh o Sierra Leona, por ejemplo, se intensificarán los ciclones tropicales, los daños causados por los vientos, las lluvias torrenciales y las inundaciones.
Según el informe, se agravará la actual escasez de agua en muchas regiones, del sudeste asiático y África, y aumentará la propagación de diversas enfermedades como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y el cólera, especialmente en Asia, África y América Latina.
Países de Latinoamérica como Argentina, Brasil, Chile, México y Uruguay sufrirán una mayor pérdida de producción agrícola por el cambio climático, al tiempo que otros verán incrementarse sus cosechas.
En Oceanía, varias poblaciones costeras estarán en peligro por la subida del nivel del mar y las fuertes tormentas; sin embargo, si la temperatura no sube más de dos grados, algunas zonas del sur de Australia y Nueva Zelanda se beneficiarán por la disminución de las heladas, se alargarán las estaciones agrícolas y disminuirá la demanda energética.
Especialmente vulnerables serán las pequeñas islas a las que el informe del grupo de trabajo del IPCC dedica un capítulo aparte. En ellas, la subida del nivel del mar pondrá en peligro los recursos naturales, así como las infraestructuras para la supervivencia de las comunidades isleñas y sus atractivos turísticos.
En su informe de síntesis, el IPCC advirtió que de mantenerse el actual nivel de partículas de CO2 a la atmósfera (en torno a las 430 partículas de CO2 por millón), costará cerca del 3 por ciento del PIB mundial de aquí a 2030.
EFE
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