miércoles, 29 de abril de 2009

CAMBIO CLIMÁTICO: Indígenas en alerta roja

Por: Stephen Leahy (*)

El aliento caliente y carbónico de la humanidad no sólo derrite las aguas polares: también perturba infinidad de ecosistemas y medios de sustento de todo el planeta, alertaron delegados indígenas reunidos en la capital de Alaska, Estados Unidos.

“Nosotros, los pueblos indígenas, somos la proa del barco de la humanidad, el cual navega sobre las olas del cambio climático que avanzan en dirección contraria”, dijo Vanesa Marsh, nativa de la pequeña isla de Niue, en el océano Pacífico.

“Aquí estamos los pueblos indígenas para alertar a la humanidad y encabezar la marcha hacia la sanación de la Tierra”, dijo Marsh, delegada juvenil de su comunidad ante 400 representantes de aborígenes de todo el mundo convocados por la ONU.

Además, participaron en la Cumbre Mundial de los Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático en Anchorage 80 delegados de gobiernos.

Erosión costera, deslizamientos de tierra, sequías más prolongadas que antaño y huracanes severos son apenas algunos de los impactos del cambio climático en perjuicio del Caribe, dijo el jefe Charles Williams, del pueblo Kalinago en la isla de Dominica.

“La mayoría de los pueblos indígenas viven en los márgenes. Sus monederos no son tan fuertes como los de otros cuando se trata de enfrentarse con el cambio climático”, se lamentó Williams.

“El cambio climático empeorará significativamente las cosas a los pueblos que ya pasan dificultades a raíz de la discriminación, la desnutrición y los problemas de salud”, anotó el experto Anthony Oliver-Smith, del Instituto para el Ambiente y la Sociedad Humana de la Universidad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

“La mayoría de los pueblos indígenas viven hoy oprimidos como grupos minoritarios dentro de los Estados. El cambio climático supone para esos presiones potencialmente aplastantes, y encima de muchas otras presiones”, observó Oliver-Smith, también experto de la Universidad de Florida, en una declaración escrita remitida a la conferencia en Anchorage.

Al menos 5.000 pueblos indígenas han sido identificados en más de 70 países, con una población sumada de entre 300 y 350 millones de personas, es decir, seis por ciento de la humanidad.

Severas lluvias, temperaturas extremas y ascendentes niveles del mar amenazan la mera existencia de los pueblos de las islas del Pacífico, dijo a IPS Fiu Mataese Elisara, director ejecutivo de la ambientalista Sociedad O le Siosiomaga, de Samoa.

“Otros isleños ya debieron desplazarse. El cambio climático es para nosotros una cuestión de vida o muerte”, agregó.

Muchos pueblos indígenas están asentados en sus territorios hace miles de años. Esos prolongados periodos y su íntima conexión con el ambiente natural les dan una sensibilidad y comprensión únicas.

En Papúa Nueva Guinea, los aborígenes se ven obligados a mudarse debido a la combinación del crecimiento demográfico y la inundación de terrenos costeros a causa de la elevación del nivel del mar.

En la isla de Borneo, la tercera del mundo por su superficie, el pueblo dayak documentó variaciones climáticas basándose sobre la observación del comportamiento de especies de pájaros, la subida de las aguas y la pérdida de plantas medicinales tradicionales.

Los cambios de temperatura en los Andes tuvieron un radical impacto en la agricultura, la salud y la biodiversidad, evidentes en un aumento de enfermedades respiratorias, una reducción de la lana extraída a las alpacas y una temporada de cultivo más corta.

“El cambio climático no es sólo una cuestión ambiental, sino también de derechos humanos”, dijo Joseph Ole Simel, director de la Organización Integrada de Pastores por el Desarrollo Mainyoito en Kenia.

Las sequías y el recrudecimiento de nuevas enfermedades del ganado son daños que conducen a conflictos entre comunidades tribales, así como a la degradación de la tierra, pues cada vez más animales deben compartir tierras pastoriles cuya superficie se reduce.

A su vez, eso obliga cada vez a más pueblos a abandonar sus territorios ancestrales para trasladarse a las ciudades.

La sequía y el calor dificultan el cultivo de maíz en la mayoría de los estados de México. En algunos, como el de Sonora, este vegetal originario de la región mesoamericana no podrá plantarse en 2020. “No queremos más calor”, dijo un representante de los pueblos nativos de Oaxaca en Anchorage.

Los territorios indígenas que constituyen 75 por ciento de la superficie continental de Rusia sufren una amplia gama de impactos, como el derretimiento de hielos permanentes, anegamiento de ríos, avance de bosques hacia el norte, reducción de pasturas y aparición de insectos y enfermedades antes desconocidas.

Las tormentas tropicales y huracanes se han vuelto más frecuentes y fuertes en todo el Caribe, dijo Cletus Springer, nativo de Santa Lucía y director del Departamento de Desarrollo Sostenible de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El huracán Iván devastó Granada en 2004, y eso supuso un retroceso de 10 años para el desarrollo del país, dijo Springer en la conferencia en Anchorage.

“Nunca debimos dejar que los países que crearon el problema del cambio climático dejaran de lado su responsabilidad. No dejemos que se sientan cómodos con su negligencia, ni por un momento”, urgió el experto a los delegados.

(*) Corresponsal IPS, Anchorage (EE.UU.).
El viaje de Stephen Leahy a Anchorage fue financiado por la Universidad de las Naciones Unidas y Project Word, una iniciativa para aumentar la cobertura de prensa de asuntos indígenas.

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