Kibutz Yavne (Israel), 29 abr (EFE).- En un país donde las placas solares sobre los tejados son parte del escenario cotidiano desde los años setenta, se ha inaugurado la primera granja solar que produce electricidad y energía termal con una tecnología pionera.
Una compañía israelí ha desarrollado un dispositivo que se vale de espejos y lentes para focalizar la intensidad de la luz del sol produciendo mucha más electricidad que las tradicionales placas solares de silicio y a un precio menor.
En la actualidad más de un millón de hogares en Israel, donde viven 7,4 millones de personas, cuentan con paneles solares para calentar el agua, práctica que se generalizó después de la guerra árabe-israelí de 1973 cuando se dispararon los precios del petróleo.
A partir de los noventa los edificios residenciales de nueva creación debían instalar por ley placas fotovoltaicas, una tecnología relativamente sencilla.
Sin embargo, y pese al fulgurante desarrollo de las tecnologías punteras en campos como el software, la medicina o la nanotecnología, el sector de las energías renovables, como la solar, no había experimentado un avance significativo hasta ahora.
La huerta solar inaugurada esta semana se encuentra en el Kibutz Yavne, en el centro del país, y comprende un terreno relativamente pequeño donde dieciséis platos cóncavos de espejos de diez metros cuadrados y a dos metros del suelo dan la bienvenida al visitante.
Estos paneles, que se asemejan a las antenas parabólicas, se mueven de forma inteligente siguiendo la dirección del sol.
De aspecto futurista, en contraste con el entorno rural del kibutz, la explotación energética cubrirá más de un cuarto de las necesidades de luz y consumo de agua caliente de las 250 familias que residen en la granja comunal.
Y es que generará anualmente 150 megavatios de electricidad y 300 megavatios de energía termal, reemplazando el uso de 40.000 litros de combustible fósil al año.
A la inauguración acudió el presidente del Estado, Simón Peres, quien destacó que esta energía es "democrática, tenemos mucho sol".
Zenit Solar se basa en lo que denomina "tecnología fotovoltaica concentrada" (CPV, por sus siglas en inglés), desarrollada por un equipo de la Universidad Ben-Gurión (sur de Israel) y el Instituto Fraunhofer de Alemania.
Consiste en un mecanismo a través del cual los espejos de los platos -compuestos por una aleación de materiales- dirigen la radiación solar hacia un "generador" de 100 centímetros cuadrados, una especie de brazo de metal que convierte la luz en electricidad.
Este prototipo también genera intenso calor, que es capturado a través de un sistema de refrigeración con agua gracias al cual se obtienen aguas termales para uso residencial o industrial.
"Estos sistemas utilizan tecnología espacial, células fotovoltaicas por lo menos dos veces más eficientes que los paneles estándar que pueden verse en países como España", apunta Segev.
Los creadores del invento sólo hablan de ventajas: Una eficiencia del 75 por ciento (21 por ciento de energía eléctrica y 49 por ciento termal), que requiere poco espacio y puede actualizarse según mejoren las células solares, y el reducido coste de kilovatios/hora.
Así, afirman que un único dispositivo puede producir anualmente 5 megavatios, que lo convierte en apto para uso residencial o público como hoteles, hospitales o teatros.
Destacan su gran rentabilidad por su alto rendimiento en comparación con las placas solares comunes -que no superan el 10 por ciento- y el reducido coste de la tecnología que emplea: Una unidad destinada a una vivienda costará en torno a 50.000 dólares.
Gracias a este dispositivo, la energía solar puede incluso llegar a competir en lugares de buen clima con el petróleo o gas natural, sin ayuda de subsidios estatales, en definitiva, un sistema idóneo de explotación de energías renovables no contaminantes.
Por esta razón, la empresa ve oportunidades de mercado en países con potencial en el campo solar, como España, Estados Unidos, Italia, Grecia, la India, China y países emergentes del Tercer Mundo.
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