‘‘Si hubiésemos tenido tiempo para indagar como se debe, no estaríamos aquí.” El frustrado corresponsal había estado recorriendo en helicóptero el valle anegado del Zambezi en Mozambique en busca de un desastre, pero sólo captó una exitosa operación gubernamental para evacuar a decenas de miles de personas de las zonas bajas.
La verdad es que mientras más tranquilas sean las evacuaciones menos posibilidades hay de saber de ellas. Sin desastres no hay historias y lo peligroso es que sin historias, no hay donantes.
Incluso atentos observadores de desastres podrían sorprenderse al escuchar que en 2008 las inundaciones estacionales del Zambezi en Mozambique rebasaron los niveles máximos de 2001, cuando más de 100 personas murieron, y que estuvieron muy por encima de las del año pasado, cuando el desastre desencadenó una gigantesca operación de socorro internacional.
Pronósticos y alertas
Mozambique junto con Bangladesh, el Caribe y África Occidental y Central ejemplifican perfectamente lo que entendemos por “alerta temprana, acción temprana”, un concepto que empieza a resonar entre la comunidad humanitaria desde hace algún tiempo, pero que hoy suscita cada vez más interés.
“Excepcionalmente decidimos mandar fondos de emergencia a los países de África Meridional afectados por las inundaciones en enero, pese a la poca probabilidad de que la situación se deteriorase y a los pronósticos de mediano alcance”, señala Peter Rees, jefe del Departamento de Apoyo a las Operaciones de la Federación Internacional.
“La labor de la Cruz Roja y la Media Luna Roja es preparar a las comunidades mediante la red de voluntarios y ayudarlas a ser independientes”, añade.
Lo nuevo en el concepto de “alerta temprana, acción temprana” es, como de costumbre, pasar a la acción humanitaria —movilizar suministros, personas, dinero— pero basándose en pronósticos y alertas. Y a nivel comunitario, difundir esas alertas de manera que la gente pueda actuar con confianza.
Según la experiencia de Rees en la gestión del Fondo de Reserva para el Socorro en Casos de Desastre (DREF) —una reserva en efectivo para las Sociedades Nacionales que enfrentan emergencias—lo más destacado es el fuerte incremento sobre todo en las catástrofes relacionadas con el clima: tormentas, inundaciones, sequías, y las emergencias de salud que pueden generar. Precisamente el tipo de fenómenos a menudo previsibles.
El Instituto Internacional de Investigación en Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia de Nueva York, entidad especializada en integrar la información relativa al clima en el proceso de toma de decisiones, y la Federación Internacional han establecido una alianza destinada a desarrollar métodos de alerta temprana que permitirán a la Federación movilizar su red para pasar a una acción inmediata.
Según explica Molly Hellmuth, coordinadora del Instituto, “Intentamos proporcionar a la Federación información relativa al clima y a fenómenos meteorológicos en un contexto determinado, y así podemos ayudarla a situar anomalías climáticas y traducirlas a un lenguaje que toda la red de la Federación pueda comprender”.
La oficina zonal de la Federación Internacional para África Occidental y Central en Dakar (Senegal) también colabora con centros africanos en relación con los fenómenos climáticos que atañen a la seguridad alimentaria.
Maarten van Aalst, experto del Centro de Estudios sobre el Cambio Climático en La Haya, explica “la acción temprana no se aplica sólo cuando un desastre determinado, como un ciclón, está a punto de producirse, sino que también a escalas de tiempo mayores cuando se trata de una alerta sobre un riesgo elevado”.
Dar aviso
“La Cruz Roja y la Media Luna Roja deberían encargarse de dar la alerta temprana y, al mismo tiempo, de llevar la noticia a los hogares”, asegura Bhupinder Tomar, especialista de la Federación Internacional en preparación para desastres.
“Necesitamos un mecanismo que permita efectivamente una acción después de la alerta temprana, e incluya por ejemplo el acceso a los recursos humanos y financieros en un plazo breve.
“El reto es no sólo informar a las comunidades del riesgo de un desastre inminente, sino también ayudarlas a enfrentarlo”, añade.
En Togo, unos expertos están por poner a prueba un sistema de alerta temprana en las aldeas propensas a las inundaciones utilizando unos postes con bandas de colores que representan los niveles de peligro. Cuando las aguas en caso de inundación suben hasta la banda roja, explica Youcef Ait-Chellouche, coordinador de gestión de desastres para África Central y Occidental, “la gente sabe que debe ir a lugares seguros.”
Cuando se pronosticaron lluvias torrenciales este año en África Occidental, la Federación Internacional, hizo un llamamiento preventivo cifrado en 750.000 dólares estadounidenses a fin de prepararse para las inundaciones, a lo que se añadió un sustancial aporte del DREF, tal como ocurrió para el llamamiento en favor de África Meridional a principios de este año, lanzado a raíz de las inundaciones. La oficina zonal ubicó estratégicamente reservas de socorro en tres ciudades diferentes y elaboró planes de contingencia y sistemas de alerta temprana en cooperación con las Sociedades Nacionales.
Poco después del llamamiento, miles de personas en Monrovia se quedaron temporalmente sin hogar tras unas inundaciones que fueron, según se describió, las más graves jamás registradas en la capital liberiana, al mismo tiempo que las lluvias torrenciales sembraban la muerte y la destrucción en Benín, Burkina Faso, Chad, Gambia, Côte d’Ivoire, Níger, Nigeria y Togo.
Es mucho más fácil esperar que ocurra el desastre y responder luego que estar siempre al acecho interpretando cuidadosamente los pronósticos escritos y asignando recursos según la experiencia, el juicio y el asesoramiento especializado y no las noticias de la tarde.
“Pero mientras los donantes no acepten la idea de pasar a la acción antes de que se produzca el desastre”, asegura Rees, “tendremos que apoyarnos en el DREF, el único instrumento suficientemente flexible para permitirnos garantizar una acción verdaderamente anticipada.”
Alex Wynter
Periodista y redactor independiente radicado en
Londres.
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