miércoles, 28 de enero de 2009

¿El tiempo está loco?

Nieve, frío, vendaval... Lo que está pasando es normal: una manifestación de la variabilidad del clima

JOSEP ENRIC Llebot*

El final del otoño y el invierno vivido hasta ahora está resultando rico en acontecimientos metereológicos y muy duro por las consecuencias sobre nuestras ciudades y paisajes. Es un invierno frío, con copiosas precipitaciones y vendavales como los del pasado fin de semana o los que hubo mientras digeríamos los canelones de Sant Esteve. Pero, este invierno que estamos viviendo, ¿es un invierno meteorológicamente excepcional?
Desde un punto de vista puramente intuitivo, probablemente todos sentimos que sí. Los inviernos pasados han sido, en términos generales, escasos en lluvias y en temperaturas bajas. Cuando eso pasaba, nos preguntábamos si todo era a causa del calentamiento de la atmósfera como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que habitualmente llamamos cambio climático.
¿Podemos asegurar también ahora que estamos ante una manifestación del mismo fenómeno?
La meteorología es un concepto claro: es el tiempo de cada día, cada momento, y de él no solo tenemos una percepción, sino que continuamente lo disfrutamos y, en días como estos, lo sufrimos. El clima, en cambio, es un concepto abstracto que, pese a que se incluye en el léxico habitual, no es percibido por cada uno de nosotros. El clima es el comportamiento medio del tiempo. Es eso que muchas veces leemos en los folletos turísticos cuando nos informamos para preparar el equipaje que nos llevaremos a un viaje. Pero nadie nos garantiza que cuando viajemos el tiempo sea el que nos indicaba la guía o los folletos de la agencia. Hay lugares en los que el tiempo es más regular, y en otros es más variable. Eso también es una característica climática: la variabilidad. El clima de nuestro país es bastante variable, y eso explica por qué pueden pasar semanas y meses sin que llueva, y luego un aguacero intenso llena las rieras, habitualmente secas, y arrastra todo lo que encuentra.

DESDE esta perspectiva, lo que está pasando es normal. Es una manifestación violentamente desagradable de esta variabilidad. Pero lo que nos interesa a los ciudadanos y, por supuesto, a los servicios que se encargan de advertirnos y ayudarnos en el caso de que tengamos problemas, es saber si podemos prever cómo será el porvenir climático, para prepararnos, y si el cambio climático es una explicación de todo lo que está pasando. Debemos ser conscientes de que la previsión meteorológica actual es bastante buena. Naturalmente, es muy buena en un plazo de tiempo corto, como la que se necesita para la navegación aérea, pero también es bastante buena a un plazo corto y medio, de tres o cuatro días. En cambio, nadie dispone de una predicción climática equivalente.
Por eso, para responder si el cambio climático es la explicación de todo esto hay que recurrir a visiones globales y, en este contexto, mi respuesta es que no. En todo caso, sí lo sería en la medida en que las proyecciones para el futuro indican que en nuestra zona geográfica la variabilidad aumentará y, por lo tanto, la situación que hemos vivido es una manifestación de esta variabilidad. No obstante, a escala global, los modelos proyectan que las borrascas extratropicales en el hemisferio norte (los huracanes no lo son, ya que son tormentas tropicales) como la que nos ha afectado el fin de semana serán más profundas y, por tanto, producirán temporales mucho más intensos. No obstante, las mismas proyecciones señalan que la tendencia, siempre en términos climáticos, de estas tormentas será tener trayectorias cada vez hacia latitudes más altas, es decir, alejadas de nosotros. Es esta la situación que vivimos durante los inviernos pasados, en los que la persistencia de altas presiones en el Atlántico central, en la zona de las islas Azores, impidió la entrada en la península de las perturbaciones atlánticas y tuvimos una meteorología plácida.
Es este análisis, que por su simplicidad puede hacer sonreír a más de un experto meteorólogo, el que plantean actualmente los modelos climáticos. Diferentes son los comentarios que se podrían formular si pensamos en el episodio de Sant Esteve. La evolución de las manifestaciones meteorológicas en el Mediterráneo a medio plazo, con una atmósfera y un mar más cálidos, sí que parece indicar que pueden dar lugar a episodios más intensos y, por tanto, que pueden impactar con más fuerza en las infraestructuras litorales.

ESO NOS lleva a una consideración que nos señala con fuerza las condiciones ambientales, no solo de este invierno sino también de los inviernos recientes: somos más vulnerables de lo que nos parece. Estos días lo estamos viviendo crudamente, con las desgracias humanas irreparables que se han producido o, como en sus momento se vivieron en la riada del torrente de Arás, cerca de Biescas, hace más de 10 años. No somos inmunes al riesgo de que estos episodios se repitan, como no somos inmunes a volver a sufrir escasez de agua si no llueve, u oleadas de calor en verano como la que nos afectó en el 2003. Debemos aprender de lo que nos pasa y nos ha pasado, e incluir en la planificación de las infraestructuras, con las incertidumbres que se tienen, los posibles cambios de las condiciones ambientales que pueden producirse. Antes o simultáneamente, para saber qué pasa y qué puede pasar, hay que invertir en estudiar e investigar cuál puede ser, a medio plazo, el futuro climático de nuestro país.

*Departamento de Física de la UAB

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idnoticia_PK=582258&idseccio_PK=1006&idioma=CAS

No hay comentarios: