sábado, 12 de julio de 2008

Alarmante, el despliegue táctico-militar en Chiapas contra los zapatistas: Capise

El “teatro de operaciones” del Ejército federal corresponde a una “lógica de guerra”
Los operativos en zonas francas cierran el espacio de lucha civil y pacífica, destaca
Hermann Bellinghausen (Enviado)

San Cristóbal de las Casas, Chis. 10 de julio. En un nuevo y detallado informe sobre la militarización en Chiapas, el Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (Capise) encontró que el despliegue de fuerzas castrenses en las zonas zapatistas se ha redefinido: “El sentido de profundidad de las unidades castrenses y las operaciones recientes que se observan dentro de un gran ‘teatro de operaciones’ militares es alarmante”.



El despliegue táctico-militar corresponde, según el organismo civil, “a una lógica de guerra regular e irregular, pero hay un detalle más dentro de este ofensivo ‘teatro de operaciones’: el Ejército federal de Felipe Calderón ahora penetra zonas francas donde un ‘supuesto enemigo se mueve’”.

El informe destaca que “si las fuerzas armadas violentan las zonas francas, se cierra el espacio de libre movimiento que debe existir en tiempos de tregua y de paz; se cierra el espacio de lucha civil y pacífica propuesto por los pueblos zapatistas; se muestra la intransigencia contra pueblos que construyen un proyecto integral en materia de libre determinación indígena; se muestra, pues, el rostro de un gobierno impuesto que reprime y despoja con escandalosa impunidad”.

En el documento Vientos de Guerra, Capise “observa grupos de Fuerzas Especiales, Policía Militar (PM), agrupamientos, Batallones de Infantería (BI), Regimientos de Caballería Motorizada (RCM), Regimientos de Artillería (RA), Compañías de Infantería no Encuadradas (CINE), Batallones de Ingenieros de Combate (BIC) y Compañías de Ingenieros de Combate (CIC), entre otros, dentro del territorio indígena zapatista”.

La “nueva ofensiva militar” se centra “de manera muy concreta contra el EZLN, las autoridades civiles zapatistas, sus bases de apoyo, el proyecto integral que desarrollan en el contexto de su libre determinación como pueblos indígenas y contra el movimiento nacional de la otra campaña”.

Tras ajustes significativos en la distribución y caracterización de las tropas en las regiones indígenas de Chiapas, los constantes patrullajes castrenses y los recientes operativos militares en La Garrucha, San Jerónimo Tulijá y la zona norte “tejen una ofensiva”, coordinados desde cinco “grandes instalaciones estratégicas”: el campo militar 39-A, cuartel general de la 39 Zona Militar y del 31 Batallón de Infantería, en Toniná (Ocosingo); el cuartel del 38 Batallón de Infantería, en San Quintín (Ocosingo); el cuartel general de 15 Regimiento de Caballería Motorizada en Comitán; el cuartel del 18 Batallón de Infantería, en Palenque, y el de la 38 Zona Militar, en Tenosique (Tabasco). A éstos deben agregarse las bases de Rancho Nuevo y Tuxtla Gutiérrez, sede de las comandancias.

Para ilustrar los efectos sociales de esta militarización, el informe señala los impactos que padecen los pobladores de San Quintín y Monte Líbano: “la cantidad de cantinas, el alcoholismo, la importación de prostitutas, y la prostitución que alcanzó a mujeres indígenas, han conllevado una descomposición del tejido social y comunitario en niveles lamentables e indignos para los pueblos”. Estas comunidades “son muestra elocuente de por qué nunca el Ejército federal debe habitar tierras y territorio civil en el país”.

http://www.jornada.unam.mx/2008/07/11/index.php?section=politica&article=020n1pol

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