La XXI reunión del Congreso Nacional Indígena en la región Centro Pacífico del país denunció que las políticas neoliberales buscan la desaparición de nuestros maíces nativos y han destruido completamente la soberanía alimentaria propiciando el desabasto y la carestía de los alimentos, que buscan la destrucción de nuestra madre tierra a través del despojo de los territorios, privatizando la lluvia y otros recursos naturales, causando pobreza y migración de los campesinos.
Es una guerra militar y económica declarada, para el poder lo ideal sólo son 2 o 3 millones de productores del campo los que deben permanecer, y estos productores no son los campesinos tradicionales, para ellos el Estado tiene destinadas las urbes en México o bien los jornales de las agroindustrias exportadoras.
Los sitios donde las agro-exportadoras se han situado están normalmente ubicados en los suelos mas fértiles, con condiciones topográficas privilegiadas y con la disponibilidad del agua que necesiten. Producen hortalizas bajo condiciones artificiales; suelo, agua, nutrientes, venenos, temperatura y humedad ambiental son algunos de los factores que se manipulan dentro de invernaderos, pero no sólo del invernadero, sino ahora se están modificando las condiciones climáticas al aire libre para aumentar las superficies de producción y disminuir costos.
Ejemplo de estas modificaciones climáticas son las resultantes de las llamadas chemtrails que son detonaciones aéreas o bien estelas químicas distribuidas por aeronaves capaces de dispersar las nubes o bien formarlas para determinadas necesidades, por ejemplo para la agroindustria lo hacen para evitar mermas en la producción, evitando las lluvias y creando ambientes predeterminados como si fueran espacios cerrados, por ejemplo disminuyendo el desarrollo de enfermedades del follaje y agrietamiento del fruto del jitomate, generado después de que la planta se sometió a una humedad ambiental mayor a 80%, en otras hortalizas las gotas de lluvia son vectores de contagio de la “Podredumbre gris”, causado por el hongo Botryotinia fuckeliana, que causa una podredumbre blanda rodeada por el micelio gris del hongo, otro caso es la generación de “Alternariosis” producida por el hongo Alternaria solani, que afecta principalmente a solanáceas, produciendo manchas en los tallos, lesiones negras en el peciolo y cicatrices en los frutos.
Las agroindustrias han intensificado el uso de estas tecnologías, en el valle de Autlán-El Grullo, prácticamente ha desaparecido la agricultura tradicional de temporal debido a que la agroindustria de este valle, dominado en un 80% por el Ingenio Melchor Ocampo, propiedad de la trasnacional Cargill, segunda empresa privada más grande y principal lucradora del hambre en el planeta, el otro 20% por algunos otros horti-industriales, estos últimos han intensificado el uso de chemtrails para disipar la lluvia con el fin de evitar mermas en la producción. Es el mismo caso para el territorio indígena náhuatl de Tuxpan, en el sur de Jalisco, en donde las empresas agroindustriales hacen cada vez más una práctica cotidiana la disipación de lluvias, perjudicando a todos los campesinos tradicionales.
El uso de los chemtrails está también presente hace varios años en el altiplano potosino, en el lugar sagrado de Wirikuta, donde el pueblo wixárika (huichol), cada año peregrina para dejar ofrenda y así cuidar que la vida continúe para todo el mundo, en condiciones de semidesierto, las empresas jitomateras se han colocado junto a la vía férrea principal del país (eje central del Tratado de Libre Comercio), detonan cohetes o bien dejan estelas químicas con avionetas, dispersando completamente la lluvia para sus cultivos pero también para todos los campesinos lugareños. Este año el uso de chemtrails para evitar la precipitación se agudizó, es hasta estas fechas (mediados de julio) cuando los campesinos están pudiendo sembrar, a pesar que en este lugar la práctica es hacerlo a principios de marzo, hay riesgo que ahora la cosecha se pierda al llegar las heladas.
La manipulación del clima está bastante probada, las bases químicas y físicas son: dispersión por calor, congelamiento de micropartículas y pulverización con ioduro de plata (ésta se usará en el control del clima en los Juegos Olímpicos de Beijin). Actualmente hay empresas que fabrican estas tecnologías, como Weather Modification Inc, que ofrece aumento de lluvias, de nieve, mitigación de daños por granizo o disipación de niebla.
Los chemtrails son originalmente armas de guerra, en Vietnam, el proyecto “Popeye”, tenía como objetivo prolongar la estación de lluvias para bloquear rutas de suministro del enemigo en 1958, el capitán T. Orville (consejero de la Casa Blanca) admitió que el Departamento de Defensa estaba investigando “métodos para manipular las cargas de la Tierra y el cielo con la intención de producir cambios en el clima”. En 1966, Gordon MacDonald (comité científico de la presidencia estadunidense) comentó que “la clave de la guerra geofísica está en identificar la inestabilidad ambiental”. En los 80 Marc Filterman, ex militar francés se refiere a “la guerra climática”, e indica que los Estados Unidos y la Unión Soviética ya habían acumulado los conocimientos especializados necesarios para desencadenar repentinos huracanes o sequías. En junio 1996 el coronel del ejército del aire norteamericano, Tamzy J. House hizo un informe con título Weather as a force multiplier: Owning the weather in 2025. Este da una explicación sobre los trabajos para controlar el clima mundial a más tardar en 2025 a través de medios tecnológicos militares, para así después manipularlo a voluntad.
Estamos pues ante una sofisticada guerra que usa el clima en contra de los pueblos y al servicio del poder; como siempre, los conejillos de indias en México son los campesinos e indígenas, atacándolos con algo tan esencial como la lluvia.
http://www.lajornadajalisco.com.mx/2008/07/28/index.php?section=opinion&article=011a1pol
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