El SARS y la gripe aviar, en 2003 y 2005, actualizaron los sistemas de alerta sanitaria y orientaron la labor de los científicos. ¿Los peligros? El cambiante virus gripal y las poblaciones con bajas defensas.
Claudio Savoia.csavoia@clarin.com
Con fabulosos efectos visuales, el cine logró dar vida a las catástrofes y azotes que los escritores fantásticos venían proponiendo en sus libros. Pero esas imágenes de confusión, angustia y hasta pánico saltaron esta semana a las pantallas televisivas de todo el mundo, esparciéndose más rápido aún que la inquietante enfermedad que anunciaban: un nuevo virus de la gripe había comenzado a causar estragos en América del Norte y amenazaba con convertirse en una pandemia. Tras la sorpresa, las preguntas: ¿Alguien lo había previsto? ¿Se tardará mucho en hallar un antídoto? Apenas esto ocurra -y ya hay señales de que será pronto- las preguntas serán otras, o no tanto: ¿Qué agente podría causar la próxima epidemia? ¿Alguien podrá preverla?
Los investigadores de todo el mundo ensayan respuestas. Y la agresiva gripe A (H1N1) que irrumpió la semana pasada les sirve para explicar su trabajo. "Todos los virus tienen una capacidad importante de mutar", dice el doctor Gabriel Levy Hara, infectólogo del Hospital Durand y coordinador de la Red de Infectología del ministerio de Salud porteño. "Esa mutación es una alteración de su codificación genética que puede hacerlos irreconocibles para los anticuerpos con que el sistema inmunológico humano se defiende de esos virus. Las grandes epidemias y las pandemias (contagios en muchos países lejanos) son causadas por virus que mutan mucho y muy rápido, o que, una vez alojados en las células de un animal, son capaces de recombinarse -"mezclarse"- con otros virus y crear así nuevos virus. Eso pasó ahora, y puede volver a pasar".
Por su estructura genética fragmentada en ocho segmentos que pueden alterarse al azar, el virus de la gripe o influenza es el rey de las mutaciones y recombinaciones. Como además habita en muchas especies animales -la ciencia las llama "reservorios"- y también en el hombre, su potencial devastador se multiplica: los cerdos, por ejemplo, pueden contagiarse la gripe aviar y la gripe humana, mezclarlas en sus células, y crear inéditas cepas de gripe porcina, como acaba de ocurrir. Por eso, muy probablemente la próxima epidemia también podría provenir de una nueva cepa de gripe.
Para el doctor José La Torre, investigador del Conicet y director del Centro de Virología Animal, "todos los virus que causan pandemias tienen origen aviar. De las aves pasan a otros mamíferos como cerdos o caballos, de ahí a humanos, y después entre personas. La gripe suele ser el virus base desde el cual se dan estos saltos. Hay otros virus mutantes pero que sólo atacan animales -como la aftosa-, o que no son letales, como el del resfrío." ¿Cómo se puede prevenir la próxima epidemia? La Torre no duda: para empezar, mejorando el estado sanitario de la población, especialmente de los niños, los adultos mayores, los diabéticos y los inmunosuprimidos, como los pacientes con sida. Es clave, dice, que todos estén bien nutridos y vacunados. "Ahora nos preocupa esta gripe nueva, pero en Argentina las complicaciones de la influenza común matan a más de 2.000 personas por año, y para evitarla hay una vacuna. Algunos dudan que sirva, pero esta epidemia ofrece una prueba contundente: ¿Quiénes son los que más se enfermaron en México? Los que tienen entre 20 y 45 años, al revés que en todas las gripes. Porque los chicos y los viejos se habían vacunado."
El virólogo confía en la capacidad argentina de detectar y controlar una posible epidemia -"hoy los científicos tenemos apoyo y buenos recursos", asegura- y entrega lo que podría ser una buena noticia: "Junto con un laboratorio privado estamos trabajando en una vacuna argentina contra la influenza, que tendría el mismo nivel de la internacional pero estaría actualizada con las cepas locales. Mejoraría mucho la protección, y no volverían a faltar vacunas. Si hubiera decisión política y económica para hacerla, podría estar lista en un año. La Organización Mundial de la Salud está dispuesta a financiarla, porque hay pocos países productores de vacunas."
Con la lupa sobre la gripe y los dispositivos de alerta e investigación que dispararon en todo el mundo las últimas pandemias (el SARS respiratorio en 2003, la gripe aviar en 2005), los científicos pueden afinar la puntería de sus pronósticos. De hecho, la doctora canadiense Joan Robinson, de la universidad de Alberta, anticipó el presente en febrero pasado: "Creemos que el virus de la gripe porcina podría adaptarse y resultar apto para el contagio entre humanos", profetizó. "No sé si en algún lado siguieron nuestro consejo y comenzaron a vigilar la gripe entre los peones de los grandes criaderos de cerdos", explica para Clarín por correo electrónico. Y relativiza su pronóstico: "Los científicos no podemos predecir qué cambios ocurrirán en el futuro en los virus humanos, aviarios, porcinos o en su mezcla. Tampoco podemos anticipar cuáles serán los más virulentos en los humanos".
En Buenos Aires, el neumonólogo del Hospital Austral Alejandro Videla coincide: "Había alerta por la gripe porcina, pero se esperaba que la aviar -mucho más letal- generara una crisis antes. La vigilancia estaba puesta ahí, y sobre todo en el sudeste asiático, que es la gran fábrica de estos virus. En Argentina tenemos otros problemas como el dengue, el hantavirus o la fiebre hemorrágica argentina. Pero la posibilidad de que cualquiera de ellos desate una epidemia es más baja que con la gripe".
"La herramienta principal para detectar y prevenir cualquier epidemia es la vigilancia epidemiológica", afirma el doctor Juan Carlos Bossio, director nacional de Epidemiología del ministerio de Salud. "Esto se hace con una red de gente y de centros que informan en el acto cualquier modificación en los patrones de salud. Las últimas pandemias nos hicieron reforzar la red de laboratorios de referencia, y se creó un sistema de notificación online para que la gente pueda avisar las anomalías que detecta."
Según Bossio, la OMS viene advirtiendo sobre la posibilidad de una pandemia. "Se sabe que cada tantos años aparece un nuevo virus, o alguno muta en una variedad nueva que lo hace más peligroso. Pero a nosotros también nos preocupan enfermedades 'olvidadas' como el dengue, del que ya registramos 22.037 casos; la leishmaniasis visceral humana, que apareció en Misiones con un caso mortal y puede diseminarse en otros sitios; la tuberculosis extensivamente resistente, que preocupa en todo el mundo porque irrumpió de golpe y para la que no hay medicación; las encefalitis y la enfermedad de Chagas."
Las epidemias enseñan. La irrupción de SARS promovió en 2005 la elaboración de un completo Plan General de Contingencia, actualizado en 2007. Pero otros factores que según algunos especialistas podrían despertar la mutación de virus hasta hoy benévolos no están bajo el mismo control. La manipulación genética de animales, la severa alteración del medio ambiente -y su hijo dilecto, el cambio climático- y la urbanización desordenada de áreas antes deshabitadas -que ponen al hombre en contacto con animales que antes no conocía-, podrían influir en el desarrollo y propagación de nuevos virus causantes de pandemias. Pero esa es otra película. Y ojalá no lleguemos a verla.
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2009/05/03/z-01910328.htm
domingo, 3 de mayo de 2009
Argentina y el mundo ya están en guardia ante la próxima epidemia
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