jueves, 28 de mayo de 2009

Transformación y nuevos vehículos. En torno a los nuevos vehículos blindados especiales del Ejército de Tierra: LMV Lince y MRAP RG-31


Por Hernando Cortés Monroy

Independientemente de la realidad, la finalidad última del proceso de transformación del Ejército no debería ser otra que la de lograr disponer de una fuerza operativa de calidad, con posibilidades para actuar en operaciones conjuntas y combinadas, y ser proyectada a teatros de operaciones lejanos y distantes en donde se requiera su intervención.
Como parte de esta transformación, el Ejército debe disponer de una fuerza acorazada de entidad media, que complemente las fuerzas pesadas, y que incremente sus capacidades. Esta fuerza será el núcleo alrededor del cual se forme la fuerza de combate y maniobra, la Infantería, en suma, mecanizada y motorizada, y blindada, ya que no se puede ya prescindir del concepto de protección en ninguna de las hipótesis de enfrentamiento actuales, se trate ya de conflictos convencionales de alta intensidad, o de “guerras híbridas o asimétricas” o conflictos de baja intensidad.
Lo que se ha contratado, sin embargo, y está en vías de ejecución no responde verdaderamente al sentido estricto de transformación, sino que más bien va poco más allá de un plan de renovación de vehículos con mayor o menor sofisticación, acometido con premura e improvisación, en respuesta a unos hechos sobrevenidos.

Es difícil olvidar los hechos aludidos, y como prueba de ello está el que, en septiembre de 2007, el ex - ministro Alonso todavía defendía en el Congreso la validez de los BMR, cuando apenas diez días más tarde –obligado por los acontecimientos-, declaraba que la primera prioridad para el Ministerio iba a ser la sustitución de estos vehículos por nuevos MRAP,s.

En junio de 2008, tras no pocas vacilaciones, se decidió adquirir 100 nuevos vehículos blindados medios de ruedas, del tipo llamado MRAP (Mine Resistant Ambush Protected), con capacidad para un pelotón de fusileros, y destinado, en principio, a sustituir al vetusto BMR que se viene empleando desde los años ’90 en misiones internacionales, y que sigue en servicio a pesar de las bajas y accidentes sufridos. Sin embargo, la adquisición de este vehículo no obedecía a ningún plan de transformación de la fuerza terrestre, ni siquiera a una necesidad operativa como tal. Era simplemente la consecuencia de una imprevisión, más bien de una falta de planificación y hasta de un fallo de inteligencia, consecuencia de la muerte de seis soldados que cayeron en el Líbano, cuando su BMR fue destruido a consecuencia de la acción de un explosivo improvisado (IED) en julio de 2007. Se tardó un año en tomar la decisión –naturalmente hubo más bajas-, y aún así, a fecha de hoy, sigue sin haber ningún vehículo MRAP desplegado en operaciones. A día de hoy, cuando se van a cumplir pronto dos años desde la declaración de urgencia del ex - ministro Alonso, sólo 17 vehículos protegidos contra minas y emboscadas (MRAP), del tipo ligero LMV, han sido entregados en la zona de operaciones de Afganistán. Ningún vehículo ha sido entregado en el Líbano, donde solo la casualidad o la orden de “bajas cero” emitida a las fuerzas, es la causa, quizás, de que no haya habido más pérdidas de vidas humanas. Pero ese es otro tema.

Los nuevos vehículos blindados, del modelo RG-31 Mk5E, cuya patente corresponde a la filial surafricana de la firma británica BAE Land Systems, irán equipados con una torre Mini-Samson de la firma israelí Rafael, ensamblada en España por Tecnobit, con visor nocturno y un sistema de control remoto, para que el tirador puede manejarla a cubierto, desde el interior del vehículo, sin exponerse. El RG-31 fue seleccionado en competición con el modelo Dingo de la firma alemana Krauss Maffei, y con el Gold de la compañía israelí Rafael. La compra de estos 100 vehículos blindados medios, por un importe de 75 millones de euros, sigue a la compra anterior de otros 120 blindados ligeros LMV Lince de la casa italiana Iveco, por un importe total de 37 millones de euros. Los Lince son vehículos de escuadra (para cinco ocupantes), que han ido sustituyendo a los VAMTAC de Urovesa, y a los Aníbal, de Santana, aunque a día de hoy siguen coexistiendo los tres modelos.

En principio, el Ejército de Tierra ha cifrado sus necesidades de renovación de vehículos blindados, en un total de 575 –de ambos tipos-, lo que podría suponer un coste de alrededor de 321 millones de euros. La decisión, sobre éstos, ha sido –en cualquier caso-, apresurada y dictada para poner remedio urgente a una carencia, que se debía haber previsto, y no es, en ningún caso, el fruto de un proceso de transformación de la fuerza terrestre, transformación por otra parte absolutamente necesaria, y que el propio Gobierno ha expresado en su reciente Directiva de Defensa Nacional DD-01-2008.

Ilustrativa de la improvisación y la premura con qué en España se hacen las cosas es la gestión de la fabricación y puesta a punto de los RG-31 contratados, para su entrega y recepción por el Ejército. Así, el plan de carga del vehículo parece que ha sido definido por una comisión de la Brigada Paracaidista –y no por una unidad de Infantería Mecanizada-, que llegó a la decisión de que el vehículo tendría que adaptarse para ser ocupado por nueve hombres –en vez de ocho-, con su equipo individual, dotación de armamento y raciones de previsión para tres días (85 raciones y 85 litros de agua). Con estas indicaciones, Santa Bárbara Sistemas habría procedido a realizar las adaptaciones y modificaciones en los vehículos, y preparar un primer curso de instructores, que debería comenzar en este mes de junio de 2009.

Independientemente, hay una serie de elementos, como el sistema de comunicaciones PR4G, que no se contrata con Santa Bárbara, sino que lo contrata aparte el propio Ejército. Está prevista, en principio una segunda fase para un contrato adicional, en la que desde el Ministerio se contempla que podría haber un mayor componente “español” en tecnología. Estos cien vehículos están siendo fabricados en Sudáfrica por la empresa BAE, la que, a su vez, se los suministra a Santa Bárbara, a cambio de un cierto incremento de coste, que, se supone, es necesario.

Curiosamente, sin embargo, el documento DIVA-4-47, Resumen de Tendencias, de diciembre de 2008, editado por el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra, expone lo siguiente, y no, sin cierta razón:

“Aunque se considera que se seguirá precisando de vehículos MRAP,s en los próximos años, la realidad es que no son adecuados para las operaciones de alta intensidad ofensiva y defensiva. Los MRAP carecen de alta movilidad e idónea capacidad de transporte de tropas, cualidades que siguen siendo el núcleo de las capacidades de los ejércitos”

Es decir que, independientemente del esfuerzo hecho –o no-, los MRAP,s solo sirven para el tipo de operaciones de pacificación que se llevan a cabo en Afganistán, o teatros similares, y, en el futuro, para las hipotéticas confrontaciones de alta intensidad que puedan tener lugar se necesitan otros medios, entre los que estaría el futuro 8x8, futuro sistema de combate terrestre (FSCT), del que se viene hablando desde 2004-2006, y que sería el verdadero sustituto del BMR.

El plan de renovación del parque de vehículos acorazados, tal y como desde el Ministerio de Defensa se presenta, consta de tres fases. En las dos primeras se adquirirán un total de 575 unidades. La Fase I, que es la que está teniendo lugar -correspondiente al periodo 2007-2009-, contemplaba la adquisición de 220 vehículos (120 Lince y 100 RG-31), e independientemente de que haya más o menos vehículos entregados, se ha cumplimentado en cuanto a formalización de contratos, aunque no en entregas.
Posteriormente se considera una segunda fase, correspondiente al período 2009-2010, en la se adquirirán otros 355 blindados, y de esta fase con la reducción de presupuestos y la situación de crisis económica, no se sabe ya nada.

No es sino hasta la tercera fase, aún sin definir ahora en qué momento –aunque se han barajado fechas tan pintorescas como 2017 o 2013, obviamente ilógicas hoy-, cuando se abordaría la adquisición de los vehículos de nueva generación 8x8, mediante un programa de cooperación internacional, o mediante la selección de un líder tecnológico nacional que sea capaz de incorporar los avances en I+D y trasladarlos a la industria. Estos vehículos serían, en principio, los adecuados para las misiones propias que surjan de la necesidad de enfrentarse a las futuras hipotéticas amenazas que puedan surgir. No hay duda de qué hay mucho que decir al respecto, y considerar hoy que el FSCT –cuando se aborde-, deba ser un vehículo 8x8 de nueva generación, es algo aventurado, y en definitiva, aunque la carrera tecnológica por proteger los vehículos con blindajes más resistentes y menos pesados se ha acelerado debido a la necesidad de contar con vehículos MRAP, casi a nivel mundial, no hay duda ya de que hay en camino una nueva generación de vehículos acorazados más móviles, ágiles y protegidos. Es posible, después de todo, que los MRAP, una vez pasada su necesidad, pasen su tiempo en almacenes de larga duración, o en situación de disponibilidad para cuando hagan falta de nuevo.

Hoy es una seria exigencia operativa, e industrial, que se comience a pensar con seriedad –y visión prospectiva-, sobre la polemología de cara al futuro, y poder definir así, en consecuencia, los posibles programas de renovación de vehículos blindados. Hasta ahora no se ha hecho nunca, y la fallida industria de defensa terrestre española ha estado acostumbrada al favor, a la subvención y a la influencia política, mientras que los ejércitos simplemente permanecían a la espera de decisiones, las más de las veces, alejadas de la operatividad y de sus verdaderas necesidades.

El excesivo retraso en desplegar los MRAP,s RG-31 en el teatro de operaciones de Afganistán, nos va a llevar a que a finales de 2009 -con suerte- , comencemos a disponer de un vehículo que otros aliados, en esas misma fechas, pueden comenzar a sustituir ya por otros más ligeros (MRAP-ATV), mucho más ágiles, e igualmente protegidos ante emboscadas, minas, IED,s y EFP,s con nuevos blindajes ya desarrollados.

De las lecciones aprendidas del uso de los vehículos MRAP en Afganistán e Irak, por ejemplo, se ha llegado hoy a la conclusión de que estos vehículos deben ser mucho más silenciosos, para permitir que se pueda operar en su interior sin protección auditiva durante ocho horas de recorrido o patrulla. Otro requisito exigido es que el vehículo sea capaz de vadear obstáculos de agua dulce de hasta 1,5 metros sin preparación alguna, además de disponer de capacidad de iluminación lateral, de hasta al menos 100 m., para posibilitar la vigilancia durante la noche. Mantener cierta movilidad después de sufrir algún daño es también una preocupación importante, y el vehículo debe ser capaz de recorrer por lo menos un kilómetro después de sufrir una perforación, de calibre 7.62 mms. en el depósito o radiador de aceite, o en el sistema de refrigeración, así como en el depósito de de combustible. Se da por descontado, que los neumáticos deben ser del tipo Run Flat para recorrer entre 30 a 50 kilómetros, a una velocidad de 30 km/ h, después de sufrir impactos en dos de sus ruedas.

En cuanto al nivel de protección, dimensiones y peso de los vehículos, en Afganistán es donde los MRAP tienen ciertas limitaciones de movilidad, y la anchura del vehículo debe ser no mayor de 2,4 m. o 2,70 m. con el blindaje adicional de protección contra EFP,s. La altura está limitada a 2,59 m., incluido el escudo de protección de la ametralladora exterior.

Igualmente se requiere que se pueda alcanzar una velocidad máxima en carretera de 75 mph y acelerar de 0 a 30 mph en 12 segundos con una autonomía de 300 - 400 millas en recorrido variado, por todo terreno, carretera, o pistas no asfaltadas. En cuanto a la superación de pendientes se pide que los vehículos sean capaces de subir una pendiente pavimentada del 40% a una velocidad de 10 mph, o del 60% a un mínimo de 2 mph. La pendiente transversal exigida es del 40% en superficie pavimentada, a 5 mph.

¿Responden a estos criterios los nuevos vehículos MRAP adquiridos, sean Lince o RG-31?

La respuesta queda en el aire, aunque los indicios apuntan a que, al menos, la versión del Lince adquirida fue la más básica y menos equipada que se podía adquirir.

El empleo intensivo de vehículos MRAP por parte de numerosos países aliados en los diferentes teatros de operaciones abiertos ha permitido valorar con precisión las capacidades de los MRAP en servicio, y aunque son muchos los factores positivos que han quedado patentes, también se han detectado carencias, que están llevando a la revisión de algunos conceptos. La esencia de ser de los MRAP,s no es otra que garantizar la seguridad de las tripulaciones, es decir la protección, y aquí es donde se puede profundizar más en torno a la decisión tomada. De hecho, el concepto de protección aplicado en líneas generales por los fabricantes, tanto para el Lince como para el RG-31 se ha demostrado válido contra explosivos artesanales (IED,s) y explosivos rompedores, hasta un orden de los 250 kgs. de una mezcla de nitrato de amonio y gasoil, que representa una potencia explosiva ligeramente inferior al TNT. La amenaza más grave, por venir, viene dada, sin embargo, por los ingenios tipo EFP (Explosive Formed Penetrator) –básicamente proyectiles artesanales perforantes de carga hueca-, aparecidos en Irak ya desde 2005, y que han llegado a perforar incluso a carros de combate tipo Abrams y Challenger, y que perforan, sin problema alguno, en la mayoría de los casos, a los vehículos MRAP de primera generación, o sea los Lince y RG-31 adquiridos, que como tales son exclusivamente pertenecientes a la denominada Categoría I: solo para misiones de patrulla y operaciones en zonas urbanas.

Considerando sus características técnicas y operativas, el Lince puede sustituir a los VAMTAC,s y, por supuesto a los todo-terreno Aníbal, pero desde el punto de vista técnico y táctico no es una alternativa a los BMR,s. Los primeros LMV Lince no fueron enviados a Afganistán hasta octubre de 2008, aunque fueron contratados en diciembre de 2007 por procedimiento de urgencia, y si inicialmente se recibieron 20, y otros 20 a lo largo de 2008, el Plan de Renovación previsto -la compra de 120 vehículos, que serían entregados entre 2007 y 2008-, no se ha cumplido en este último aspecto, sin duda el más importante.
Sorprende, por otra parte, que los Lince, tras haber pasado más de ocho meses en órganos logísticos del propio Ejército de Tierra, en principio debido a tener que realizar una mejor adecuación del vehículo a las posibles misiones a cumplir –algo difícil de entender, ya que entonces ¿qué es lo que se había comprado?-, hayan llegado finalmente a su zona de despliegue, todavía equipados con ametralladoras MG3 de 7,62 mm. a pesar de los reiterados informes y peticiones para que se les armara con ametralladoras pesadas de 12,70 mm –más potentes y con mayor alcance-, lo que obliga a que se hagan patrullas mixtas con VAMTAC,s Rebeco –que sí disponen de una ametralladora M2 de 12,70 mm.-, lo cual hace las columnas más débiles y vulnerables. Resulta también preocupante que el manejo de estas ametralladoras sea manual, y debiendo exponerse el tirador, cuando existen disponibles numerosos sistemas de manejo desde el interior y con control remoto, que, por citar un ejemplo, van instalados en los Lince italianos y británicos. ¿Escasez de presupuesto? ¿Eran estos vehículos una prioridad verdaderamente?

La improvisación para adquirir los MRAP, viene a unirse a la apresurada decisión a favor de los vehículos LMV -adquiriendo el modelo más básicamente equipado-, adelantada en relación a los RG-31 y a la incomprensible demora en la decisión sobre el futuro 8x8. Los resultados se verán en el futuro, y la cuestión será saber si para entonces la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio, junto con el Ejército de Tierra, estarán dispuestos a considerar opciones alternativas que deberían haber sido evaluadas ya hoy, y que, entre otras cosas, han llevado a la paradoja de que las unidades terrestres, que son las más directamente implicadas en los conflictos asimétricos actuales, carezcan de unos vehículos suficientemente protegidos.

Ninguna adquisición de nuevos vehículos –mejor o peor blindados-, soluciona, por otra parte, lo principal en el empleo de una fuerza terrestre: los procedimientos tácticos, y aquí es donde cabe esperar que el ET, aunque no se haya transformado y haya evolucionado muy poco, sí, al menos, haya adoptado nuevos procedimientos operativos. No es lo mismo operar con vehículos escasamente protegidos como los disponibles hasta ahora, que con los nuevos materiales, pero tampoco los nuevos vehículos son invulnerables –como es palpable-, y el enemigo hipotético, ciertamente habrá tomado sus medidas. Solo la instrucción y la preparación ahorran vidas, no hay que olvidarlo.

Llegados a este punto, solo queda una observación final a tener en cuenta. La dinámica de la conflictividad “asimétrica” es tal que expone, tanto a las unidades tácticas de combate como a las unidades de apoyo logístico, a los mismos riesgos de ataque, por otra parte, muy superiores, si cabe, a los que se presentan en operaciones de tipo convencional. Ello obliga a activar programas de adquisición de vehículos logísticos protegidos igualmente al mismo nivel contra IED,s. Tanto el Ejército británico como el norteamericano han lanzado programas ya para dotarse con vehículos especiales protegidos –camiones cisterna, grúas, vehículos taller, etc…, denominados TSV,s (Tactical Support Vehícles), destinados a acompañar, apoyar y abastecer a las tropas desplegadas.

No hay duda de que la dramática evolución de las operaciones en las zonas conflictivas de naturaleza asimétrica, ha llevado a dotar a las fuerzas terrestres con estos vehículos, con carácter de urgencia, que en muchas ocasiones han sido adquiridos con programas poco consistentes, costosos, y quizás redundantes, que han llevado a crear unos parques de vehículos especializados, no muy homogéneos, y de dudosa flexibilidad. El futuro se presenta incierto, pero se puede vaticinar que las fuerzas terrestres deben de estructurarse de manera diferente, y equiparse con una mezcla equilibrada de medios acorazados (carros, VCI,s, de cadenas y ruedas, y de MRAP,s medios y pesados (Categorías II –operaciones de escolta de convoyes, transporte de tropas, evacuaciones sanitarias, y apoyos de combate- y III –operaciones de localización y neutralización de explosivos, IED,s y minas-), acompañados de la adecuada componente logística provista igualmente de medios suficientemente protegidos. Ésta es la transformación que está por venir.

http://www.gees.org/articulo/6491/

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