El uso de biofertilizantes es en la actualidad una vía promisoria para enfrentar dificultades que afectan la producción agrícola, como el encarecimiento de los abonos minerales, dado sus altos consumos energéticos.
Entre esos problemas, agudizados en los últimos años en el mundo, se encuentra además el agotamiento de las cada vez más limitadas reservas naturales de algunas fuentes de nutrientes.
Nicolás L. Medina, experto del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), de Cuba, incluye entre esos obstáculos la reducida disponibilidad de abonos orgánicos y de otros recursos alternativos poco costosos.
El especialista participa en un encuentro iberoamericano sobre biofertilizantes, que concluye este viernes en La Habana, y en el que se trazan estrategias para promover el uso de esos productos en la región.
Medina menciona, además, los efectos de potentes contaminantes del ambiente, derivados del uso indiscriminado de productos químicos en la agricultura.
En su opinión, la biofertilización no sólo deviene necesidad en el sector, sino elemento de gran importancia para el desarrollo de una agricultura científica, económicamente balanceada y viable en términos ecológicos.
Actualmente hay creciente certidumbre sobre la efectividad de esos productos destinados a reducir las dosis de los abonos minerales, utilizados para incrementar los rendimientos agrícolas, pero muchas veces nocivos.
Se reconoce que tal eficacia se basa en las habilidades fisiológicas específicas de los microorganismos que los integran.
Esas cualidades se enmarcan en la capacidad para fijar nitrógeno atmosférico, elevar la disponibilidad de nutrientes en los suelos y producir estimuladores del crecimiento vegetal.
El uso en gran escala de esos biopreparados, solos o en combinación con otras alternativas nutricionales, comienza a tener un impacto global económico, tecnológico y ambiental, asegura Medina.
Incluso no es fortuito que se le considere uno de los principales esfuerzos para lograr una agricultura sostenible.
En los últimos años a escala internacional se habla con mayor frecuencia de una biotecnología del suelo, tanto convencional como de punta.
Asimismo, se considera realizable la transformación de los métodos productivos en la agricultura, mediante el empleo intensivo de los microorganismos de los terrenos y de sus procesos vitales en el sistema suelo-planta.
Según expertos, la urgencia mundial de enfrentar los problemas medioambientales y los efectos del cambio climático, debe ser combinada con la necesidad de producir alimentos para una población en constante crecimiento.
La posibilidad de mantener la productividad agrícola está irremediablemente ligada al uso generalizado de fertilizantes biológicos, a modo de tecnología alternativa al abusivo uso de plaguicidas y abonos químicos.
Estos últimos, además de ser costosos en los aspectos económico y energético, gravitan negativamente sobre el medio ambiente y la salud humana y animal.
El experto español Juan Sanjuán, coordinador de la red BIOFAG, que alienta el empleo de los fertilizantes biológicos, estima que ya sean inoculantes o elementos microbianos formulados, son productos biotecnológicos.
Su principio activo es un organismo vivo que tiene la propiedad de mejorar la nutrición, el crecimiento y el desarrollo vegetal.
La región iberoamericana está llamada a ser un referente mundial en agricultura sostenible.
Ella tiene en estos momentos una posición ventajosa para el logro de ese objetivo, mediante el uso de biofertilizantes que permitan mantener la productividad.
En Latinoamérica y la península ibérica, áreas donde la actividad agrícola es fuerte, existe un uso creciente de esos abonos, en algunos países más que en otros, pero en todos se trabaja cada vez más en acudir a ellos.
Fuente: Agencia Prensa Latina
http://www.cubavision.cubaweb.cu/detalles.asp?ID=43633
domingo, 10 de mayo de 2009
Expectativas promisorias del uso de biofertilizantes
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