Miriela Fernández Lozano
Visibilidad. Armonía con la Pachamama (Madre tierra). Buen vivir. Resistencia. Son las palabras que más comienzan a escucharse desde este 27 de mayo en Puno. La Universidad Nacional de esa ciudad peruana, a unos 100 metros del majestuoso Lago Titicaca, acoge la IV Cumbre de los Pueblos originarios del Abya Yala, como nombraban a América los primeros pobladores de la región.
La cita vuelve a evidenciar la inexactitud de los relojes modernos, que en su recorrido neoliberal, obvian temporalidades indígenas, cosmovisiones y derechos de estos pueblos.
Para Miguel Palacín, presidente de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), el encuentro, muestra de la recomposición que ha tenido el movimiento desde los años noventa, es un espacio para articular las tres cumbres anteriores, realizadas en Teotihuacán, México (2000); Quito, Ecuador (2004) e Iximche, Guatemala (2007).
Bajo cinco ejes temáticos: Derecho al Territorio, Agenda de la Mujer Indígena, Buen Vivir, Estados Plurinacionales y Criminalización, se analizará hasta el día 31, el cumplimiento por diferentes gobiernos del convenio 69 de la Organización Internacional del Trabajo y la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas.
Entre otros temas a debate, se encuentran los desafíos de las comunidades originarias ante el cambio climático y la crisis económica global, y en la construcción de Estados Plurinacionales.
La IV cita de Abya Yala no podría tener hoy mejor escenario.
En Perú, el Consejo directivo Nacional de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) mantiene hace varias semanas una lucha abierta contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y más de 100 decretos, aprobados por el gabinete de Alan García, que pretenden subastar la Amazonía a transnacionales extranjeras.
Este miércoles la Coordinadora Política y Social (CPS), integrada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), los frentes de defensa regionales y partidos políticos inundaron las calles de Lima "para expresar su solidaridad con la organización indígena y su líder Alberto Pizango, denunciado por rebelión", dio a conocer el periódico peruano La Primera.
Pero no es solo el movimiento indígena de ese país el que da muestras de su fortaleza y reconocimiento. La agenda de movilizaciones que quedará conformada en Puno y la declaración final, podrán nutrirse de las experiencias de los indígenas colombianos y de las fuertes protestas que llevaron adelante el pasado noviembre. Y también de los logros de los pueblos originarios en naciones como Bolivia y Ecuador.
Días atrás Máximo Ba Tiul, representante del pueblo maya guatemalteco, decía que mientras el mapa étnico coincida con el mapa de la pobreza y la exclusión habrá que seguir luchando. La esperanza del cambio, afirmaba, está en dar continuidad a cada acto de resistencia.
http://www.granma.cubaweb.cu/2009/05/28/interna/artic07.html
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